Estos gusanos comen plástico y salvan el planeta
- La saliva del gusano de la cera tiene unas enzimas que son capaces de degradar el plástico en «apenas una hora».
La polilla de la cera, cuya larva es conocida como gusano de la cera (Galleria mellonella) podrían convertirse en aliados de las aplicaciones de tratamiento o reciclaje de los residuos plásticos, según el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), España.
En concreto, El lepidóptero Galleria mellonella es capaz de oxidar y despolimerizar el polietileno (PE). La saliva de esta especie tiene unas enzimas de la familia del fenol oxidasa que inicia la degradación del polietileno en poco tiempo y a temperatura ambiente. Estas enzimas son las primeras y únicas que se conocen capaces de degradar el plástico polietileno sin pretratamiento, según indica la directora del estudio, la investigadora del CSIC en el Centro de Investigaciones Biológicas (CIB-CSIC) Federica Bertocchini.
«En condiciones ambientales normales, el plástico tarda meses o años en degradarse», añade la investigadora, que celebra que ahora se ha descubierto que estas enzimas de la saliva del gusano de la cera realizan este «paso crucial» de oxidar el plástico y así permiten superar la degradación del plástico y acelerar así su descomposición.
Aunque quedan misterios por resolver, el plástico tiene los días contados
El polietileno (PE) representa el 30 % de la producción de plástico sintético, lo que contribuye en gran medida a la contaminación por desechos plásticos en el planeta hasta la fecha. Junto con el polipropileno (PP), el poliestireno (PS) y el policloruro de vinilo (PVC), el PE es uno de los polímeros más resistentes, con cadenas C-C muy largas organizadas en una estructura densa y cristalina. Dados los cientos de millones de toneladas de desechos plásticos que se acumulan y el ritmo aún creciente de la producción de plástico, la reutilización de los desechos plásticos es un camino necesario para aliviar la gravedad del problema de la contaminación plástica y, al mismo tiempo, poner a disposición de la sociedad un enorme potencial.
Esta investigación se inició cuando Federica Bertocchini, aficionada a la apicultura, al limpiar y transportar los gusanos de una colmena infestada, descubrió que las larvas comenzaban a hacer agujeros en una bolsa de basura de plástico. Con posterioridad, en colaboración con varios grupos de investigadores, entre los que se encuentra la doctora Pilar Castroviejo y el profesor Tomás Torroba, demostraron que la saliva de los insectos puede ser un depósito de enzimas activos que revolucionará la degradación de desechos plásticos contaminantes.
EL(efe, Nature)