El increíble hallazgo de la NASA en Mercurio: 16 kilómetros de diamantes

  • La Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio dio a conocer los detalles de su último hallazgo en este planeta sobre la geología y el proceso de cristalización de su núcleo.
La Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) comunicó un descubrimiento muy particular en Mercurio: una capa de diamante de 16 kilómetros de espesor. Este hallazgo, realizado por la misión Messenger, reveló detalles que sorprendieron a los especialistas sobre la geología y el proceso de cristalización del núcleo del planeta más pequeño y cercano al Sol. La investigación, publicada en la revista Nature Communications, proporcionó nuevas perspectivas sobre la formación de diamantes en condiciones extremas.

El descubrimiento de la capa de diamante en Mercurio es importante, ya que sugiere que el planeta, a lo largo de su historia geológica, experimentó procesos de cristalización únicos. Los científicos explican que el núcleo de Mercurio, inicialmente líquido, contenía grandes cantidades de carbono que, al cristalizar, dieron lugar a esta impresionante capa de diamante.

De qué se trata el descubrimiento de la NASA sobre una capa de diamante en Mercurio

La misión Messenger de la NASA, lanzada en agosto de 2004 y finalizada en 2015, fue fundamental para cartografiar Mercurio y descubrir sus secretos. Entre los resultados más importantes, se encontró una alta cantidad de carbono, interpretada como un remanente de una corteza de flotación de grafito primordial. Este hallazgo invita a pensar que el océano de magma y el núcleo del planeta estaban saturados de carbono, lo que llevó a la formación de la capa de diamante a través de la cristalización del núcleo fundido.

El equipo de investigadores volvió a evaluar la especiación del carbono en el interior de Mercurio utilizando experimentos de alta presión y temperatura, así como modelos termodinámicos y geofísicos actualizados. Descubrieron que, aunque estadísticamente improbable, el diamante podría haberse estabilizado en el océano de magma. La formación de un núcleo interno sólido provocó la cristalización del diamante a partir del núcleo fundido en enfriamiento, creando una capa de diamante que se hizo más gruesa con el tiempo.

Olivier Namur, miembro del equipo de investigadores, explicó que, dada la nueva estimación de la presión en la interfaz entre el manto y el núcleo, el mineral que contiene carbono que se formaría es diamante y no grafito. Namur también indicó que el diamante podría haberse formado mediante dos procesos: la cristalización del océano de magma y la cristalización del núcleo metálico de Mercurio. Estos procesos habrían contribuido a la formación de una capa de diamante en la interfaz entre el núcleo y el manto.

El núcleo de Mercurio, que se formó hace más de 4500 millones de años, era completamente líquido en su origen. A medida que este se cristalizó, el carbono contenido en el líquido se enriqueció en la masa fundida residual, alcanzando un umbral de solubilidad que llevó a la formación de diamantes. Este proceso demuestra la complejidad de la evolución geológica de Mercurio y abre nuevas oportunidades para entender mejor la formación de planetas y la cristalización de materiales en condiciones extremas.

Créditos: c5n

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