CDMX levanta la bandera LGBT+ más grande del mundo como símbolo de paz y respeto
Más de seis mil personas se congregaron en el Zócalo capitalino para formar la bandera LGBT+ más grande del mundo, en un acto que combinó performance, organización comunitaria y expresión política. Vestidas con playeras y sombrillas de los colores representativos de la diversidad sexual, ocuparon toda la plancha del Zócalo para dar forma a un símbolo que representa inclusión, respeto y orgullo.
El evento se realizó en el marco del Mes del Orgullo y fue presentado por el Gobierno de la Ciudad de México como un mensaje colectivo de apoyo a la comunidad LGBT+. Clara Brugada, jefa de Gobierno, encabezó la actividad y señaló que este acto envía “un mensaje poderoso al país y al mundo”. Afirmó que la capital mexicana es “la ciudad del orgullo, del respeto a los derechos humanos y de la paz”.
Durante su intervención, Brugada subrayó que hablar de paz implica respetar al otro, su identidad, su forma de amar y de vivir. En ese contexto, aseguró que la bandera LGBT+ desplegada representa no solo un acto simbólico, sino también una postura firme frente a cualquier forma de discriminación. “La Ciudad de México levanta la bandera de la diversidad sexual como símbolo de libertad y dignidad. Que viva la diversidad sexual, que viva el respeto a los derechos humanos”, proclamó.
Un acto colectivo por la inclusión
La bandera humana fue organizada con la participación voluntaria de miles de personas registradas previamente. Cada participante llevó una camiseta y una sombrilla de un color específico, lo que permitió armar una gigantesca bandera de franjas, que abarcó desde el rojo hasta el violeta, además de los colores añadidos en los últimos años para visibilizar a grupos históricamente marginados dentro del colectivo, como personas trans, no binarias y racializadas.
El diseño y ejecución del evento implicaron semanas de trabajo entre dependencias del gobierno capitalino y colectivos ciudadanos, en especial aquellos vinculados con la defensa de los derechos de la comunidad LGBT+. La coreografía incluyó movimientos sincronizados, y se cuidaron los ángulos para captar la imagen final desde drones y puntos elevados, con el objetivo de compartirla a nivel internacional.
Hilda Téllez, titular de la Unidad de Atención a la Diversidad Sexual (UNADIS), explicó que la acción no fue un evento aislado, sino parte de una agenda más amplia. “Esta bandera representa la historia de lucha, resistencia y conquista de derechos de una comunidad que ha sido invisibilizada, discriminada y violentada. No es solo un performance: es una afirmación de vida”, destacó.
La Ciudad de México, desde hace décadas, ha ocupado un lugar protagónico en la defensa de los derechos de la comunidad LGBT+ en América Latina. Fue la primera entidad en legalizar las uniones civiles entre personas del mismo sexo, y más adelante, en permitir el matrimonio igualitario. También ha sido pionera en el reconocimiento de identidades de género, el acceso a la salud integral para personas trans y la promoción de políticas antidiscriminatorias en espacios públicos y educativos.
El acto de este 22 de junio busca consolidar esa imagen de ciudad diversa, abierta y progresista, pero también dejar claro que los avances no son definitivos si no se acompañan de acciones continuas. La bandera LGBT+ más grande del mundo, conformada por miles de cuerpos humanos organizados y visibles, es al mismo tiempo una celebración y un recordatorio de que la lucha por la igualdad no ha terminado.
Para el gobierno capitalino y las organizaciones participantes, el reto es convertir esta acción simbólica en políticas públicas sostenidas, espacios seguros para todas las identidades y una cultura ciudadana que no tolere la exclusión ni la violencia por orientación sexual o identidad de género. El Zócalo, con sus franjas de colores y miles de voces unidas, fue por un día el epicentro de ese anhelo compartido.