Influencer rastrea ropa donada y descubre que terminó en venta en otro país
Un influencer alemán llamado Moe Haa decidió comprobar qué sucedía con la ropa que donaba a la Cruz Roja de su país. Para ello, colocó un AirTag de Apple en un par de zapatillas viejas antes de dejarlas en un contenedor de donaciones en Starnberg. Lo que descubrió generó polémica: el calzado fue localizado en una tienda de segunda mano en Bosnia y Herzegovina.
Usando la app “Buscar” de su iPhone, Moe siguió el recorrido de su prenda, que viajó a Múnich y luego cruzó Austria, Eslovenia y Croacia hasta detenerse en Bosnia. Al ver que el AirTag dejaba de moverse, el creador de contenido voló al país balcánico y recorrió el trayecto restante por carretera. Al llegar, encontró sus propias zapatillas a la venta por 10 euros.
Sin revelar su identidad, compró el artículo y preguntó por su origen. La empleada del local le explicó que las prendas eran importadas desde Alemania, pero negó que provinieran de donaciones. Esta contradicción puso en entredicho la transparencia del sistema.
La Cruz Roja Alemana respondió afirmando que la ropa en buen estado se dona a personas necesitadas en el país, mientras que la que no cumple con ciertos estándares se vende a empresas de reciclaje textil. Estas, a su vez, revenden las prendas en otros países. La organización aclaró que los ingresos no son considerados ganancia, sino que se reinvierten en proyectos sociales.
El caso reabrió el debate sobre la ética de comercializar ropa donada. Aunque no hay ilegalidad, muchos donantes esperan que sus aportes beneficien directamente a personas en situación vulnerable, y no que terminen a la venta en mercados extranjeros. La experiencia del influencer expone la necesidad de mayor claridad sobre el destino real de las donaciones.
