¿Inclusión real o estrategia de ventas? El dilema del marketing durante el Mes del Orgullo
Durante junio, muchas marcas adoptan los colores del arcoíris en logotipos y productos para conmemorar el Mes del Orgullo LGBT+. Sin embargo, este gesto cada vez genera más dudas sobre si realmente representa un compromiso con la diversidad o es solo una táctica comercial. Una encuesta de Pew Research reveló que 68% de las personas LGBT+ perciben estas campañas como motivadas por intereses económicos, y solo 16% las consideran genuinas.
Agencias como Typ Media advierten que muchas acciones entran en el terreno del «pinkwashing», cuando se usan símbolos LGBT+ sin respaldarlos con políticas laborales inclusivas, apoyo comunitario o cambios internos. Esta falta de coherencia puede acarrear daños a la reputación de las marcas, ya que el público exige coherencia entre discurso e impacto real.
El impacto económico es innegable. Según la Concanaco Servytur, durante junio de 2025 se generaron alrededor de tres mil millones de pesos en ventas relacionadas con el orgullo LGBT+. No obstante, datos de Kantar revelan que 94% de las campañas dirigidas a esta comunidad se concentran en junio y julio, sin continuidad ni compromisos duraderos.
Mientras algunas empresas lanzan productos conmemorativos, otras operan en países con legislaciones anti-LGBT+ o incluso financian campañas contrarias a los derechos de esta población. En contraste, existen marcas que impulsan políticas inclusivas, dan donativos y realizan acciones formativas en sus espacios de trabajo.
En un contexto donde la audiencia exige autenticidad, las marcas enfrentan el desafío de ir más allá del arcoíris para demostrar con hechos su compromiso con la inclusión, la igualdad y la no discriminación. Para muchas personas LGBT+, el orgullo no es una estrategia de marketing, sino una lucha por el respeto y la representación real durante todo el año.
