Trump presume “fin de la guerra comercial”, pero el acuerdo con China llega sin garantías reales
El anuncio llega en un momento en que Estados Unidos también mantiene negociaciones avanzadas con Suiza para redefinir sus relaciones comerciales. La directora de la Secretaría de Estado de Economía helvética, Helene Budliger, confirmó este jueves que las pláticas están en la fase final.
“Probablemente se establecerá un arancel general del 10%, con algunas excepciones como los productos farmacéuticos o el oro”, explicó la funcionaria suiza a la agencia AWP.
En abril, la administración Trump había impuesto aranceles del 31% sobre productos suizos —incluso mayores que los aplicados a la Unión Europea—, lo que desató tensiones con uno de los socios más neutrales de Occidente. Poco después, ambas partes acordaron suspender temporalmente esas medidas y abrir negociaciones.
Las conversaciones formales comenzaron en mayo en Ginebra, durante una serie de reuniones entre el secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, y la presidenta de Suiza, Karin Keller-Sutter. La misma ciudad sirvió de sede para la mesa de negociación entre Washington y Pekín.
¿Fin de la guerra o cortina de humo?
A pesar del anuncio, el acuerdo con China llega sin detalles públicos ni mecanismos claros de verificación, lo que despierta dudas sobre su solidez y permanencia. En el pasado, muchos de los pactos anunciados por Trump se diluyeron ante la ausencia de voluntad política o por la falta de cumplimiento mutuo.
Mientras Trump vende diplomacia, muchos analistas advierten que se trata de una jugada electoral: ofrecer la imagen de un líder que “controla el caos” económico que él mismo provocó con medidas unilaterales y una política comercial marcada por la improvisación.
Así, aunque se hable de “fin de la guerra”, la realidad es que apenas termina una escaramuza —y sin que se hayan resuelto las causas estructurales del conflicto.