Kazajistán prohíbe el uso de niqab y burkas en espacios públicos
Una nueva ley restringe vestimentas que impidan el reconocimiento facial y refuerza la identidad nacional
Kazajistán se suma a la tendencia en Asia Central de restringir la vestimenta que cubre el rostro por razones de seguridad. El presidente Kassym-Jomart Tokayev firmó una ley que prohíbe en espacios públicos cualquier prenda que limite el reconocimiento facial, afectando de forma directa el uso de niqabs y burkas. La norma permite excepciones solo por motivos médicos, climáticos o culturales específicos.
Tokayev defendió la medida como parte de un esfuerzo por resaltar la identidad étnica kazaja, destacando que es preferible la ropa de estilo tradicional. Según el mandatario, las túnicas negras que ocultan el rostro no forman parte de la historia local, donde históricamente las mujeres no cubrían su cara. Esta visión se basa en registros fotográficos previos a la era soviética y refuerza la idea de que ciertos estilos, como el niqab, se perciben como prácticas importadas.
En Kazajistán, el hijab, que deja el rostro descubierto, es más aceptado socialmente, aunque ha generado tensiones en el ámbito educativo. En 2023, más de 150 estudiantes abandonaron la escuela en protesta por la prohibición del hijab en instituciones públicas, situación que el gobierno resolvió tras dialogar con las familias.
La nueva legislación coloca a Kazajistán en línea con países vecinos como Kirguistán, Uzbekistán y Tayikistán, que en los últimos años aprobaron leyes similares invocando preocupaciones de seguridad y cohesión cultural. En Europa, países como Francia y Suiza ya cuentan con restricciones comparables, reforzando el debate global sobre identidad, secularismo y libertad religiosa.
Con casi el 70% de la población practicando el islam, Kazajistán reafirma su carácter secular mientras busca equilibrar la seguridad con el respeto a la diversidad religiosa.