Industria automotriz mexicana reporta cifras récord en junio, pero la sombra de los aranceles y la dependencia persiste
La industria automotriz mexicana produjo 361 mil vehículos en junio, la cifra más alta registrada para ese mes, mientras que las exportaciones, principalmente de SUV y pick ups, sumaron más de 331 mil unidades. Estados Unidos sigue siendo el principal destino: casi el 80% de lo exportado va a ese país, cuyo mercado representa casi una quinta parte de las ventas totales en la unión americana.
Pese a estos datos, el director general de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA), Odracir Barquera, reconoció la volatilidad causada por las medidas arancelarias de Donald Trump, que han impactado la estabilidad y previsión del sector. “Aunque junio mostró una recuperación, aún hay que ser cautelosos ante posibles nuevas acciones proteccionistas”, advirtió.
Las ganancias en exportación destacan en marcas como General Motors, que creció 56.4%, Nissan con 27% y BMW con 15.5%. No obstante, el primer semestre cerró con una ligera caída acumulada del 2.8% respecto al mismo periodo de 2024.
Más allá de las cifras y celebraciones, el fenómeno refleja la profunda dependencia de México a la demanda y políticas estadounidenses, un riesgo que condiciona el desarrollo industrial nacional y expone al país a las fluctuaciones y decisiones arbitrarias del vecino del norte.
La supuesta bonanza oculta además la precarización laboral, las bajas condiciones salariales en el sector y la presión constante sobre recursos naturales para sostener una industria que, si bien genera empleos, sigue privilegiando las ganancias de las grandes trasnacionales.
En suma, México puede celebrar sus “récords” de producción y exportación, pero la verdadera pregunta sigue siendo: ¿qué tanto se beneficia la clase trabajadora y la soberanía económica en medio de este modelo dependiente y vulnerable?