Sonora prepara la carrera más brutal del desierto de Altar

  • Rarámuris, Tohono y corredores del mundo se medirán contra dunas vivas y el mar

El 18 y 19 de octubre, Sonora será escenario de una aventura que pocos se atreven a imaginar: la cuarta edición de la gran carrera en el desierto de Altar. Más de 600 corredores de 12 países enfrentarán un terreno indomable, acompañados por hasta 2,000 asistentes que serán testigos de un espectáculo natural y deportivo sin igual.

No es una competencia cualquiera. Aquí no hay asfalto ni gradas: hay dunas vivas que cambian de forma con el viento, cañones de cuarzo que brillan al sol y la inmensidad del Golfo de California esperando al final del recorrido. El reto va desde los 10 hasta los 75 kilómetros, pero cada paso es impredecible: la arena puede tragarte hasta la rodilla, la sierra exige fuerza, y la meta te recibe con el océano.

“Es algo único en el mundo”, asegura Fernando Del Olmo, organizador del evento, quien estima que la carrera dejará una derrama de cinco millones de pesos para la región. Y es que este tipo de turismo deportivo genera un visitante distinto: activo, curioso y dispuesto a gastar en restaurantes, comercios y hospedajes locales.

El escenario elegido no podía ser más imponente: la Reserva de la Biosfera El Pinacate y Gran Desierto de Altar, declarada Patrimonio Mundial por la UNESCO. Entre sus paisajes lunares, no solo competirán atletas internacionales, también lo harán corredores rarámuri de la Sierra Tarahumara y miembros del pueblo Tohono de Arizona, herederos de una resistencia legendaria y un vínculo ancestral con el desierto.

Sonora busca ir más allá del clásico turismo de sol y playa y mostrar al mundo un terreno donde la naturaleza dicta las reglas. Quienes crucen la meta no solo habrán terminado una carrera: habrán sobrevivido a una prueba extrema que combina arena, fuego y mar en el desierto más impresionante de México.

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