Deportan a bomberos mexicanos que arriesgaban la vida en el mayor incendio de Washington
Mientras combatían el incendio forestal Bear Gulch, el más grande de Washington con más de 3,600 hectáreas devastadas en el Bosque Nacional Olímpico, dos bomberos mexicanos fueron detenidos y deportados por agentes de la Patrulla Fronteriza y del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE).
El operativo ocurrió el 27 de agosto, cuando una cuadrilla de 44 personas trabajaba cerca de la línea de fuego. Los agentes llegaron al campamento, alinearon a los brigadistas y les prohibieron grabar. Aunque la mayoría contaba con pasaportes y visas, dos de ellos fueron señalados por supuestas irregularidades migratorias. Uno enfrentaba una orden previa de deportación. Horas más tarde fueron enviados fuera del país.
La noticia causó indignación. Bob Ferguson, gobernador de Washington, dijo que resulta incomprensible detener a quienes arriesgan su vida para contener el incendio más grave del estado. La congresista demócrata Pramila Jayapal calificó la detención como un acto de crueldad contrario a los intereses de Estados Unidos.
Indignación en México por el trato a los brigadistas
Los bomberos mexicanos habían llegado como contratistas para apoyar en la emergencia, en un estado donde las altas temperaturas y los fuertes vientos complican las labores de contención. Sus compañeros, también de origen mexicano, aseguraron que se trataba de trabajadores comprometidos. Uno de ellos residía desde hace años en Oregón y estaba en proceso de regularizar su situación tras haber colaborado con autoridades federales en la resolución de un crimen contra su familia.
Pese a que el Departamento de Seguridad Nacional sostuvo que las labores de extinción no se interrumpieron, la cancelación de los contratos con las empresas responsables obligó a retirar a otros 42 bomberos de la zona, debilitando la capacidad de respuesta en un incendio que hasta el jueves apenas estaba contenido en un 13%.
La deportación encendió un debate sobre el uso de la política migratoria en plena emergencia. En años anteriores, Estados Unidos evitaba operativos de este tipo durante incendios o desastres naturales; hoy la aplicación estricta de las normas alcanzó incluso a quienes arriesgan la vida por salvar comunidades.
En México, la noticia se recibió como un golpe a la dignidad de trabajadores que dejaron todo en el terreno para proteger vidas ajenas y que, lejos de reconocimiento, fueron expulsados. El caso refleja cómo los cambios en la política migratoria estadounidense impactan directamente en quienes, aun en medio del fuego, cumplen con una labor esencial.