Infancias en riesgo: influencers sin ley y publicidad digital que manipula a niñas y niños

En México, la niñez se ha convertido en blanco de dos industrias que operan sin freno: la de los influencers infantiles y la publicidad digital. Ambas generan ganancias millonarias, pero a costa de vulnerar derechos fundamentales de niñas, niños y adolescentes.

Influencers sin protección

Detrás de las cuentas virales donde menores anuncian dulces, ropa, videojuegos o viajes, se esconde un trabajo infantil no regulado. Las y los niños influencers graban videos, hacen campañas y siguen estrategias de monetización bajo la supervisión de sus padres o tutores, sin horarios claros ni garantías de privacidad o salud mental.

En México, casos como el de Mateo —el niño viral por la frase “No me importa, yo guapo”— han expuesto la presión emocional que enfrentan. Documentales como Malas influencias revelan cómo los algoritmos favorecen la exposición de menores, incluso atrayendo perfiles pedófilos. En países como Francia, Estados Unidos o Australia ya existen leyes que regulan este fenómeno, pero en México la #LeyInfluencerYA sigue pendiente.

Publicidad digital sin freno

El problema no acaba ahí. Un estudio de Tec-Check y El Poder del Consumidor muestra cómo la publicidad digital perfila y manipula a los usuarios, sin distinguir edades. Plataformas como YouTube, TikTok o Instagram rastrean cada clic y bombardean a menores con anuncios de comida ultraprocesada, vapeadores, apuestas e incluso pornografía.

Los riesgos son claros: refuerzo de estereotipos, explotación de la ansiedad y fomento de hábitos de consumo dañinos en etapas críticas de desarrollo. “La publicidad digital no solo informa, también manipula decisiones en momentos de vulnerabilidad”, advirtió Fiorentina García Miramón, de Tec-Check.

Las organizaciones exigen a Profeco y a las autoridades digitales prohibir la publicidad personalizada a menores, auditar el uso de datos sensibles y lanzar campañas de concienciación.

Mientras otros países avanzan, México sigue rezagado. La infancia no puede seguir siendo un negocio. Niñas y niños no son productos ni contenido: son personas con derechos que el Estado y la sociedad deben proteger.

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revolucionaguascalientes@gmail.com

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