Pesimismo creciente en Estados Unidos: la inflación y la debilidad laboral preocupan a los consumidores
Las percepciones de los estadounidenses sobre la economía empeoraron en septiembre, en medio de un escenario marcado por la inflación persistente y señales de debilitamiento en el mercado laboral. La encuesta de confianza del consumidor de la Universidad de Michigan reveló que el ánimo cayó más de lo esperado, reflejando un aumento del pesimismo en los hogares.
Caída en la confianza y expectativas de inflación
El índice de confianza del consumidor descendió a 55.1 puntos en septiembre, desde los 58.2 registrados en agosto, muy por debajo del promedio histórico de 100 y en su nivel más bajo desde mayo. La cifra quedó incluso por debajo de lo que proyectaba Wall Street, que esperaba 55.9, lo que confirma que la incertidumbre económica sigue pesando con fuerza.
La encuesta también mostró que los estadounidenses esperan que la inflación se ubique en 4.7% durante el próximo año, apenas un ligero descenso respecto al 4.8% estimado en agosto. Sin embargo, las proyecciones a mediano y largo plazo se movieron en dirección contraria: los consumidores ahora prevén que los precios aumenten 3.7% en un horizonte de cinco a diez años, lo que implica un alza de 0.4% frente al mes pasado.
Joanne Hsu, directora de la encuesta, explicó que los participantes “continúan expresando frustración por la persistencia de precios altos” y que un 44% mencionó de forma espontánea el encarecimiento de bienes y servicios como un factor que “erosiona sus finanzas personales”, el nivel más alto registrado en el último año.
Un mercado laboral bajo presión
El pesimismo no se explica únicamente por la inflación. También influyen las señales de desgaste en el mercado laboral estadounidense, que había mostrado resiliencia tras la pandemia pero ahora enfrenta un enfriamiento. El desempleo subió a 4.3% en agosto, y la creación de empleos quedó muy por debajo de las expectativas. Los analistas anticipan que la cifra se mantendrá en ese nivel en septiembre.
La combinación de precios elevados y temor a un menor dinamismo en la contratación genera preocupación entre los hogares sobre sus ingresos futuros. Hsu señaló que los consumidores sienten presión “tanto por la perspectiva de una mayor inflación como por el riesgo de mercados laborales más débiles”.
Contrastes con el gasto
A pesar de las percepciones negativas, el gasto de los consumidores mostró cierta fortaleza en los meses recientes. De acuerdo con datos federales, el consumo aumentó 0.5% en julio, alcanzando su nivel más alto en cuatro meses, aunque en agosto se moderó a un 0.4%. Este comportamiento ha dado cierto alivio a las autoridades, pero no disipa la incertidumbre.
El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, señaló que los riesgos inmediatos de inflación parecen haberse enfriado, pero admitió que la debilidad del mercado laboral se ha convertido en una amenaza más visible. En la misma línea, Tom Barkin, presidente de la Fed de Richmond, comentó que, aunque los consumidores mantienen la disposición a gastar, lo hacen en un contexto en que el desempleo aún es relativamente bajo, los salarios nominales siguen subiendo y los valores de los activos se mantienen cerca de máximos históricos.
La tensión entre estos factores refleja una economía en transición: con un consumo que todavía sostiene la actividad, pero con una confianza debilitada que podría anticipar un cambio de tendencia si el mercado laboral continúa perdiendo fuerza.