Escándalo sin fin: el corredor de apuestas del caso Ohtani asegura que la mitad de los atletas profesionales apuestan

Mathew Bowyer, un corredor de apuestas de California, aceptó más de 326 millones de dólares en jugadas del intérprete de Shohei Ohtani, Ippei Mizuhara. Por esa operación ilegal hoy enfrenta una condena de un año de prisión, pero asegura que su caída no significa el fin del mercado clandestino: las apuestas ilegales en Estados Unidos mueven cerca de 84 mil millones de dólares anuales y, según él, “están en todas partes”.

El 5 de octubre de 2023, agentes del FBI rodearon su casa en San Juan Capistrano. Bowyer estaba abrochando a su hijo en el auto cuando escuchó el grito: “¡FBI, congela!”. Había dirigido una operación que manejaba más de mil millones de dólares en apuestas de 1,200 clientes solo en un año. Entre ellos estaba Mizuhara, quien perdió más de 40 millones de dólares apostando en deportes y llegó a robar 16.2 millones a Ohtani para cubrir deudas. El escándalo casi arruina la carrera de la estrella de los Dodgers, aunque Ohtani fue exonerado y Mizuhara terminó condenado a cinco años de prisión por fraude y evasión fiscal.

Bowyer, por su parte, recibió sentencia de 12 meses y un día por juego ilegal, lavado de dinero y declaraciones fiscales falsas. Aun así, insiste en que él solo fue un “chivo expiatorio” de un negocio que seguirá funcionando. “Hay disponibilidad de casas de apuestas ilegales en todo el país, especialmente en las grandes ciudades”, afirma.

Según la Asociación Estadounidense de Juegos, en 2024 las apuestas legales generaron ingresos por 13,780 millones de dólares de un total de 149,900 millones apostados. El lado ilegal, aunque oculto, sigue moviendo cifras enormes: 84 mil millones en apuestas y 5 mil millones en ganancias.

El alcance es tal que, de acuerdo con Bowyer, alrededor de la mitad de los atletas profesionales apuestan en deportes, aunque asegura que no permitía que lo hicieran sobre su propia disciplina. “Muchos no han sido descubiertos o se han salido con la suya”, advierte, convencido de que vendrán más escándalos, sobre todo en el deporte universitario.

Los ejemplos ya son numerosos. La NBA expulsó de por vida a Jontay Porter, de los Toronto Raptors, por manipular su participación en juegos para beneficiar apuestas. La NFL ha suspendido a jugadores como Calvin Ridley y Quintez Cephus por casos similares. En hockey, golf, futbol americano colegial y hasta en la UFC, las investigaciones se acumulan.

Para Bowyer, todo era cuestión de tiempo. En 2018, la Suprema Corte de Estados Unidos anuló la ley que prohibía las apuestas deportivas fuera de Nevada, y con la legalización en 39 estados las tentaciones crecieron. “Desde ese momento supe que habría más escándalos”, dice.

Aunque fue expulsado de todos los casinos, Bowyer admite seguir siendo adicto al juego. Tras ser allanado por el FBI, incluso intentó jugar baccarat en un casino tribal hasta que también se le negó la entrada. Hoy se prepara para la cárcel, pero ya planea su futuro: publicó un libro autobiográfico, busca vender un documental sobre su vida y se compara con figuras como Jordan Belfort, el “Lobo de Wall Street”.

Sobre si volverá a apostar, responde sin titubeos: “No voy a decir que nunca, porque sería mentir. Pero después de todo lo que pasé, es muy posible que no lo haga más. Además, mi esposa no lo permitiría”.

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