Cómo activar el sistema nervioso para fortalecer las defensas del cuerpo
El sistema nervioso suele asociarse con la percepción, el movimiento y las emociones, pero la neurociencia muestra que también puede ser un aliado directo del sistema inmunológico. Así lo explicó el neurobiólogo Andrew Huberman, profesor en la Universidad de Stanford, quien en su pódcast destacó que la activación consciente de ciertos circuitos nerviosos ayuda a mejorar la recuperación frente a infecciones y a prevenir enfermedades.
Para entender esta relación, primero hay que repasar cómo funciona la inmunidad. El cuerpo tiene tres grandes líneas de defensa. La primera son las barreras físicas: la piel y las mucosas de ojos, nariz, boca e intestino, que bloquean la entrada de virus y bacterias con ayuda del moco. La segunda es la inmunidad innata, un ejército de células como glóbulos blancos, macrófagos y células asesinas naturales que reaccionan de inmediato cuando un agente logra pasar esas barreras. Finalmente, la inmunidad adaptativa genera anticuerpos específicos y guarda memoria de infecciones previas para responder mejor en el futuro.
El sistema nervioso se comunica con estas defensas a través del nervio vago, que conecta el cerebro con órganos como el corazón, los pulmones y el intestino. Cuando detecta señales de infección, las transmite al hipotálamo, regulando la fiebre y los síntomas. A la par, otras señales viajan por la sangre mediante moléculas como las citocinas, que intensifican la inflamación y modifican incluso la concentración y la memoria durante los periodos de enfermedad.
Lo novedoso es que este mismo sistema puede ser activado de forma voluntaria. Huberman señala varias herramientas prácticas:
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Respiración cíclica controlada. Conocida también como hiperventilación controlada, consiste en 20 a 30 respiraciones profundas seguidas de una exhalación completa y retención de aire. Este patrón eleva adrenalina y noradrenalina, aumentando el estado de alerta y liberando citocinas antiinflamatorias que reducen la inflamación general.
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Sueño reparador. Durante el descanso, el sistema glinfático limpia desechos e inflamación cerebral. Dormir con los pies ligeramente elevados puede favorecer la circulación y acelerar la recuperación.
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Motivación y esperanza. Mantener una actitud positiva no es solo psicológico. Estudios muestran que activa el sistema de recompensa cerebral y acelera la curación de heridas o la reducción de tumores.
La ciencia respalda estos hallazgos. En un estudio publicado en PNAS, personas que practicaron respiración controlada después de recibir una inyección con E. coli mostraron menos inflamación y síntomas gripales que quienes solo hicieron meditación. Otros trabajos en Harvard revelaron que la electroacupuntura puede estimular el nervio vago y reducir la inflamación mediante la liberación de catecolaminas.
Huberman también recomienda hábitos cotidianos como consumir alimentos fermentados bajos en azúcar para mantener un microbioma equilibrado, respirar por la nariz para filtrar patógenos y cuidar la higiene de manos y ojos. Incluso menciona suplementos como la espirulina, un alga que en ensayos clínicos disminuyó congestión nasal y marcadores inflamatorios.
La propuesta de la neurociencia es clara: la mente y el cuerpo no son sistemas separados. Activar conscientemente el sistema nervioso abre la posibilidad de modular nuestras defensas y acompañar con hábitos simples lo que la medicina ya confirma en laboratorios. En un país como México, donde las enfermedades respiratorias y las infecciones siguen siendo un reto de salud pública, integrar estas prácticas puede representar una herramienta accesible para fortalecer la resiliencia individual y colectiva.