Día Mundial del Café: rarezas, beneficios y el mejor momento para disfrutarlo
Cada 1 de octubre se celebra el Día Mundial del Café, una fecha impulsada por la Organización Internacional del Café para rendir homenaje a una de las bebidas más queridas y consumidas en todo el planeta. Más allá de su aroma y su efecto estimulante, el café es parte de la vida cotidiana: acompaña jornadas laborales, encuentros familiares y hasta rituales culturales. México, como uno de los principales productores, también tiene una relación histórica con esta bebida que sostiene a miles de familias cafetaleras.
El café no solo es un motor de energía matutina: en cada taza se mezclan historias de campesinos, tostadores y consumidores. Y, aunque su consumo es casi universal, existen variedades y formas de preparación tan singulares que despiertan la curiosidad de expertos y aficionados.
Cafés raros y exóticos que sorprenden al mundo
Dentro del vasto universo cafetero destacan variedades consideradas verdaderas joyas:
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Hawaii Kona. Cultivado en la isla más grande de Hawái, entre suelos volcánicos y clima tropical, es uno de los cafés más cotizados del planeta. Su producción limitada, la recolección manual y su sabor suave con notas frutales y a nuez lo convierten en un “oro líquido” del Pacífico.
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Sumiyaki. Aunque no se produce en Japón, este café adquiere su carácter por un proceso único: desde 1933 los japoneses tuestan los granos con carbón en vez de gas o aire caliente. El resultado es un perfil intenso, con notas ahumadas, melaza y chocolate, que refleja cómo la tradición cultural transforma la experiencia sensorial.
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Black Blood. Procedente de Tailandia, es tan fuerte como su nombre. Los granos se tuestan en sartenes de hierro y luego se preparan en prensa francesa. El resultado es una bebida de gran cuerpo, pensada para quienes buscan potencia extrema en cada sorbo.
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St. Helena Coffee. Originario de una remota isla del Atlántico, es uno de los más exclusivos. Su proceso artesanal incluye recolección manual, lavado y secado al sol. Ofrece sabores a caramelo, frutas y flores, y su rareza lo ha convertido en objeto de deseo entre catadores.
Estas variedades muestran que el café es un producto vivo, capaz de mutar según el suelo, el clima, la técnica de tostado y la creatividad humana.
El horario ideal y los beneficios para la salud
La ciencia moderna ha replanteado la relación entre café y bienestar. Estudios recientes destacan que, más que la cantidad, lo que importa es el momento del día en que se consume. Investigaciones de los Institutos Nacionales de Salud y de la Sociedad Europea de Cardiología concluyen que beber café entre las 4 de la mañana y el mediodía reduce en un 16% la mortalidad general y en un 31% el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
El neurobiólogo Andrew Huberman explica que lo recomendable es esperar dos horas después de despertar antes de tomar la primera taza. Esto aprovecha mejor el ciclo natural del cortisol, la hormona que regula la energía. También advierte que conviene evitar la cafeína después del mediodía para no afectar el sueño.
Entre los beneficios más documentados están la mejora en la concentración, la memoria y la motivación gracias al refuerzo de los sistemas de dopamina. El café también bloquea la acción de la adenosina, reduciendo la sensación de fatiga y aumentando el estado de alerta. Además, aporta antioxidantes y polifenoles que protegen las células frente al daño oxidativo, reducen el riesgo de diabetes tipo 2 y favorecen la salud cardiovascular.
Un aspecto menos conocido es su efecto en la microbiota intestinal. Cada taza aporta alrededor de 1.5 gramos de fibra soluble y compuestos que alimentan bacterias benéficas, fortaleciendo la digestión y el metabolismo. Incluso el café descafeinado conserva gran parte de estos beneficios.
Eso sí, los especialistas recomiendan no exceder las cuatro tazas al día. Superar esa cantidad puede provocar nerviosismo, acidez o insomnio en personas sensibles. La clave está en adaptar el consumo al organismo de cada quien.