Bad Bunny hará historia en el Super Bowl bajo la sombra de redadas migratorias de ICE

La próxima edición del Super Bowl no solo marcará un hito musical, también será escenario de tensión política y social. Bad Bunny, uno de los artistas más influyentes del mundo, encabezará el espectáculo de medio tiempo, convirtiéndose en el primer latino en hacerlo en solitario. Sin embargo, el gobierno de Estados Unidos confirmó que agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) estarán desplegados durante el evento, lo que ha encendido la polémica en torno a la comunidad migrante.

Corey Lewandowski, asesor del Departamento de Seguridad Nacional y figura cercana al expresidente Donald Trump, declaró en un programa de radio que “no hay ningún lugar donde se pueda brindar refugio a quienes se encuentran en este país ilegalmente. Ni el Super Bowl ni ningún otro lugar”. Añadió que la directiva presidencial es clara: aplicar la ley migratoria en todas partes.

Música, política y migración en el mismo escenario

Las declaraciones de Lewandowski no solo reafirman la línea dura de la administración republicana hacia los migrantes indocumentados, también evidencian el rechazo hacia la elección del puertorriqueño Benito Martínez Ocasio, mejor conocido como Bad Bunny, como estrella principal del espectáculo. “Es una vergüenza que hayan elegido a alguien que parece odiar a Estados Unidos para representarlos”, sentenció el funcionario.

El artista, que en los últimos años ha evitado presentarse en Estados Unidos debido a redadas de ICE en conciertos, aceptó ahora encabezar el escenario más visto del planeta: el show del entretiempo del Super Bowl, que se realizará el 8 de febrero en California. La decisión generó entusiasmo entre sus seguidores, pero también abrió un debate político en el que migración, identidad y espectáculo se cruzan inevitablemente.

Bad Bunny se ha consolidado como la voz de una generación y como símbolo cultural latino. En 2024 fue el artista de habla hispana más escuchado en el mundo, y este año concluyó una residencia de casi dos meses en Puerto Rico antes de su presentación histórica. En entrevistas recientes, el cantante reconoció que el temor a redadas fue clave para no incluir a ciudades estadounidenses en su última gira, decisión que ahora cobra un peso simbólico frente a la confirmación de ICE en el Super Bowl.

El propio intérprete compartió un mensaje con sus seguidores: “Lo que siento me supera. Es por quienes me precedieron y corrieron infinitas yardas para que yo pudiera llegar y anotar un touchdown. Esto es por mi gente, mi cultura y nuestra historia”.

El espectáculo de medio tiempo del Super Bowl es uno de los eventos más vistos en el planeta, con audiencias superiores a los 100 millones de personas. La NFL destacó que Bad Bunny “llevará a Puerto Rico al escenario más grande del mundo”, recordando que ya había aparecido como invitado junto a Shakira en 2020.

Mientras la liga celebra la diversidad y el impacto global de la música latina, el anuncio del despliegue de ICE plantea un contraste evidente: la celebración cultural de un latino en el evento deportivo más importante de Estados Unidos ocurrirá al mismo tiempo que se refuerzan políticas que buscan limitar la presencia de los migrantes indocumentados.

Lo que se verá en febrero será más que un espectáculo musical: será un Super Bowl donde el poder del entretenimiento y la dureza de la política migratoria se encontrarán en un mismo escenario, con millones de ojos pendientes de ambos.

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