Ganges en crisis: el río que sostiene a 650 millones se seca como nunca en 1,300 años

El río Ganges, venerado como sagrado y vital para la subsistencia de más de 650 millones de personas en India, Nepal y Bangladesh, atraviesa una crisis hídrica sin precedentes. Desde los glaciares del Himalaya hasta su desembocadura en la Bahía de Bengala, el caudal se reduce a niveles que no se habían registrado en más de un milenio, comprometiendo el acceso al agua, la agricultura, la biodiversidad y la estabilidad social de Asia meridional.

Glaciares que retroceden y monzones impredecibles

El glaciar Gangotri, fuente principal del Ganges, ha perdido casi un kilómetro en apenas dos décadas. Estos “almacenes de agua” naturales, que regulaban los flujos del río, ahora generan inundaciones súbitas durante el deshielo y, en contraste, caudales mínimos en temporada seca. Ciudades y comunidades agrícolas se ven afectadas por la escasez de agua para riego, lo que repercute directamente en la seguridad alimentaria.

A este panorama se suma la variabilidad de los monzones. Estudios recientes muestran que el régimen de lluvias cambió drásticamente: los periodos de sequía son más largos y severos, mientras que las precipitaciones se concentran en lapsos cortos, con impactos devastadores. El debilitamiento del monzón de verano, vinculado al calentamiento del océano Índico y a la contaminación industrial, ha hecho que la sequía actual sea 76% más severa que la registrada en el siglo XVI, considerada hasta ahora la peor del último milenio.

Sobreexplotación de acuíferos y presión humana

El crecimiento demográfico, la expansión agrícola y el desarrollo industrial han intensificado la crisis. Más de mil represas y embalses alteran el curso natural del río y reducen el aporte a las zonas bajas, como el delta en Bangladesh, donde la salinización del suelo amenaza a los Sundarbans, el bosque de manglares más grande del planeta.

La situación se agrava con la explotación intensiva de acuíferos. La cuenca Ganges-Brahmaputra presenta descensos anuales de hasta 20 milímetros en sus reservas subterráneas. El bombeo masivo para irrigación y uso urbano, además de agotar el recurso, incrementa la presencia de contaminantes como arsénico y flúor, que impactan en la salud humana y en la calidad de los cultivos.

Cooperación internacional y futuro incierto

El Ganges no solo es un río: es un eje cultural, espiritual y económico para millones de personas. Sin embargo, los acuerdos internacionales para su gestión resultan insuficientes. El ejemplo más visible es el Farakka Barrage, en India, que restringe el flujo hacia Bangladesh en temporada seca y provoca tensiones diplomáticas, además de impactos ecológicos graves.

Científicos de India y Estados Unidos advierten que la sequía actual supera todo lo observado en los últimos 1,300 años. Los modelos climáticos globales no anticiparon la magnitud de este fenómeno, lo que revela la urgencia de mejorar las herramientas científicas y de aplicar políticas de adaptación. Entre las medidas propuestas destacan la reducción de la extracción de aguas subterráneas, el establecimiento de caudales ecológicos mínimos y el fortalecimiento de la cooperación entre India, Bangladesh y Nepal.

La magnitud del desafío exige respuestas inmediatas. De no actuar, el colapso del Ganges se traducirá en crisis alimentaria, desplazamientos masivos y conflictos por el agua en una de las regiones más densamente pobladas del planeta.

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