Almeyda, de Chivas a la revolución sevillana

Hace apenas tres meses, Matías Almeyda aterrizó en el Sevilla rodeado de incertidumbre. El club andaluz llegaba de su peor temporada en el siglo XXI, salvándose del descenso por un punto, con un plantel desgastado y una afición desencantada. El Pelado, famoso en México por devolver a Chivas a la gloria, llegó con la misma filosofía: trabajo, unión y un fútbol intenso. “Voy a luchar a muerte”, declaró entonces. Hoy, su proyecto cobra fuerza y el Sevilla renace.

En Guadalajara, Almeyda dejó una huella imborrable: cinco títulos, incluidos una Liga MX y una Concachampions, y un estilo basado en disciplina, entrega y sentido de grupo. Esa fórmula es ahora su bandera en Nervión. Con un presupuesto limitado —apenas invirtió 250 mil euros en fichajes— reconstruyó el equipo con veteranos libres o cedidos como Alexis Sánchez, Gabriel Suazo y César Azpilicueta. Su apuesta fue clara: jugadores comprometidos que compartan un propósito común.

La revolución se hizo visible el pasado fin de semana en el Sánchez-Pizjuán, cuando el Sevilla goleó 4-1 al Barcelona. El equipo que había sufrido para mantenerse en Primera hace meses mostró una identidad sólida: presión alta, transiciones rápidas y una determinación inquebrantable. “Liquídenlo, lo tienen que liquidar”, arengó Almeyda en el descanso, recordando su estilo combativo. El resultado desató una fiesta inédita y devolvió la ilusión al sevillismo.

El trabajo de Almeyda combina físico y mentalidad. Con Guido Bonini como pieza clave, elevó la condición física del equipo, logrando que los sevillistas sean de los más intensos hasta el final de los partidos. En lo psicológico, el técnico argentino recuperó la confianza de sus jugadores, limpiando la presión negativa y sembrando un sentido de identidad colectiva. Hoy, el Sevilla es el segundo equipo de LaLiga con más goleadores distintos, un síntoma de su versatilidad y cohesión.

Antonio Cordón, director deportivo, respaldó su proyecto pese a las limitaciones económicas. Apostó por un modelo austero pero competitivo, fichando jugadores estratégicos que suman espíritu y compromiso. Entre ellos, Januzaj y Marcao, relegados en temporadas anteriores, hoy piezas clave. “Creo mucho en la unión. El fútbol es un deporte que juegan once”, repite Almeyda, y lo refleja partido a partido.

Hoy, el Sevilla marcha sexto con 13 puntos en ocho fechas, su mejor inicio desde 2021, con nueve de esos puntos obtenidos como visitante. Almeyda no solo recupera puntos: devuelve identidad y esperanza. Así como lo hizo en Chivas, construyendo un equipo campeón desde la base, ahora escribe su nuevo capítulo en Sevilla. Nervión vive su propia revolución: la revolución del Pelado.

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revolucionaguascalientes@gmail.com

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