No estábamos solos: hallan homínido desconocido que compartió época con los primeros humanos
Un hallazgo en Etiopía acaba de añadir una pieza inesperada al complejo rompecabezas de la evolución humana. Un equipo internacional de paleoantropólogos descubrió en la región de Afar, al noreste del país, trece dientes fósiles de hace unos 2.6 millones de años, pertenecientes a una especie desconocida de Australopithecus. El descubrimiento revela que esta especie coexistió en tiempo y espacio con los primeros representantes del género Homo, al que pertenece nuestra propia especie.
Los restos, encontrados en el yacimiento de Ledi-Geraru, incluyen seis molares, dos incisivos, un premolar y un canino de al menos dos individuos. El análisis detallado confirmó que no correspondían al famoso Australopithecus afarensis, especie a la que pertenecía “Lucy”, descubierta en la misma región en 1974. Las diferencias en forma y tamaño de los dientes llevaron a los investigadores a proponer que se trata de una séptima especie del género Australopithecus.
Una escena compartida hace millones de años
El hallazgo es extraordinario porque coincide con la presencia, en la misma zona y época, del fósil de mandíbula más antiguo del género Homo, datado en unos 2.8 millones de años y también hallado en Ledi-Geraru en 2013. Esto significa que al menos cuatro tipos de homininos habitaban África oriental en ese periodo: dos especies de Australopithecus, una de Paranthropus y los primeros Homo.
Los investigadores sostienen que esta diversidad muestra que la evolución humana no fue un proceso lineal, sino un árbol ramificado donde varias especies coexistieron y se extinguieron en distintos momentos. Como explicó Brian Villmoare, uno de los autores del estudio publicado en Nature: “La historia de la evolución humana no es la de un único linaje que progresa paso a paso. Al contrario, vemos múltiples ramas que florecen y desaparecen”.
El paisaje de Afar hace 2.6 millones de años era muy distinto al desierto árido de hoy. Ríos y lagos poco profundos daban vida a jirafas, caballos, hipopótamos, elefantes, antílopes y depredadores como tigres dientes de sable. En ese ecosistema, estos homininos probablemente competían por los mismos recursos. Herramientas de piedra rudimentarias halladas en el área sugieren que fueron los primeros Homo quienes empezaron a fabricar utensilios para cortar carne y procesar vegetales, aunque aún no se descarta que otras especies también los usaran.
Un hallazgo que cuestiona certezas
La coexistencia de este nuevo Australopithecus con los primeros humanos plantea preguntas clave: ¿compitieron directamente por alimentos y territorio?, ¿compartieron técnicas de supervivencia?, ¿qué factores hicieron que unos desaparecieran y otros prosperaran?
Para la investigadora Kaye Reed, codirectora del proyecto, el descubrimiento refuerza la idea de que la evolución fue más un mosaico de intentos y fracasos que una línea recta hacia el Homo sapiens. “Cada fósil es una pieza del rompecabezas que nos obliga a repensar nuestro origen como especie”, explicó.
Aunque todavía no se ha asignado un nombre formal a esta nueva especie por lo incompleto de los restos, su existencia marca un antes y un después en la reconstrucción del árbol evolutivo humano. De momento, se sabe que no se trata de un ancestro directo de Homo sapiens, sino de una rama más que se extinguió, como tantas otras en el curso de la evolución.
Lo cierto es que este hallazgo confirma que nuestros orígenes son mucho más complejos de lo que se pensaba. El linaje humano no surgió de un solo antepasado claro, sino de un entramado de especies que compartieron tierras, climas y desafíos, hace millones de años en el corazón de África.