No todos conectan con la naturaleza: la biofobia avanza en entornos urbanos
La idea de que los seres humanos sienten una afinidad natural por el entorno verde está siendo cuestionada. Un fenómeno conocido como biofobia, definido como el miedo, rechazo o incomodidad frente a la naturaleza, muestra señales de crecimiento, especialmente en ciudades densamente urbanizadas. Así lo advierte un estudio reciente de investigadores suecos, que alerta sobre implicaciones para la salud colectiva y la sostenibilidad ambiental.
La investigación revisó cerca de 200 artículos académicos de distintas disciplinas y países. Sus hallazgos indican que cada vez más personas, en particular niñas y niños que crecen en contextos urbanos, experimentan temor, incomodidad o incluso repulsión hacia animales, plantas y espacios naturales, algo que contradice la idea tradicional de una conexión innata con la naturaleza.
Urbanización, infancia y distancia con lo verde
De acuerdo con el análisis, la urbanización acelerada y la falta de contacto cotidiano con entornos naturales son factores clave en el desarrollo de la biofobia. A esto se suman actitudes familiares que refuerzan la percepción de la naturaleza como un espacio peligroso. La escasa experiencia directa y el poco conocimiento ecológico generan un círculo de evitación que suele comenzar desde edades tempranas.
Evitar la naturaleza implica perder beneficios ampliamente documentados, como la reducción del estrés, el bienestar emocional y la mejora del rendimiento escolar en la infancia. Además, la biofobia puede traducirse en actitudes contrarias a la conservación ambiental, dificultando la protección de especies y ecosistemas que son fundamentales para el equilibrio ambiental.
Educación y ciudad: claves para revertir la tendencia
Frente a este panorama, los especialistas subrayan la importancia de fortalecer la educación ambiental y ampliar los espacios verdes en las ciudades. Fomentar experiencias positivas con la naturaleza desde la infancia, integrar la biodiversidad al entorno urbano y promover el conocimiento ecológico aparecen como estrategias centrales para reconstruir la relación entre las personas y su entorno.
