Diputada desata risas y críticas al hablar de nave mexicana rumbo a Marte

En el Congreso de Veracruz, la diputada de Morena, Victoria Gutiérrez, sorprendió con una declaración que pronto se volvió viral: aseguró que científicos locales habían construido una nave espacial capaz de llegar a Marte y que su misión incluiría llevar café veracruzano al espacio. La frase generó burlas, críticas y escepticismo entre legisladores y ciudadanos, pues no presentó pruebas ni mencionó responsables del supuesto logro.

Aunque su afirmación carece de sustento directo, existe un antecedente científico que podría explicar la confusión: el Plan Ares, una iniciativa de investigación nacida en Veracruz hace más de una década, enfocada en el estudio de Marte. El proyecto fue impulsado por el biólogo Omar Pensado Díaz y el Centro de Investigación Atmosférica y Ecológica (CIAE), en colaboración con instituciones educativas locales y extranjeras.

El Plan Ares busca diseñar hábitats para la superficie marciana bajo un modelo de “oasis”, sistemas de soporte vital que reciclen agua y aire, así como prototipos de rovers para la exploración del planeta rojo. Incluso se han desarrollado estructuras piloto en Xalapa que simulan condiciones marcianas. Sin embargo, el plan nunca contempló la construcción de cohetes capaces de llevar humanos desde la Tierra hasta Marte. La idea de una “nave espacial veracruzana” parece haber sido una interpretación imprecisa de estos trabajos.

Ciencia mexicana y aspiraciones espaciales

México ha mostrado avances modestos pero significativos en la carrera espacial. Un ejemplo es el nanosatélite AztecaSat-1, lanzado en 2019 desde la Estación Espacial Internacional, que demostró la capacidad técnica de estudiantes y profesores mexicanos en colaboración con la NASA. Más recientemente, el Programa Espacial Mexicano busca poner en órbita un satélite nacional para ampliar la conectividad digital en zonas marginadas.

La visión del Plan Ares también contempla un escenario a largo plazo: que algún día un astronauta mexicano pueda viajar a Marte a bordo de una nave con participación nacional. Pero hoy ese objetivo solo existe en papel. La falta de recursos económicos y la dependencia de colaboraciones internacionales con agencias como la ESA o Roscosmos mantienen estas metas en fase teórica.

En este contexto, la declaración de la diputada Gutiérrez Pérez —quien además arrastra polémicas previas por supuestos cobros indebidos en el Instituto Veracruzano de Acceso a la Información— resultó poco precisa y generó un efecto contraproducente: convirtió en objeto de burla un trabajo científico que, aunque limitado, representa un esfuerzo genuino por acercar a México a la investigación espacial.

Lo que sí es cierto es que el café veracruzano ya forma parte de la identidad nacional y su potencial para llegar a otros mercados, incluso simbólicamente al espacio, es innegable. Tal vez algún día, cuando México logre consolidar proyectos tecnológicos sólidos y sostenidos, el aroma del café pueda acompañar a astronautas en misiones reales fuera de la Tierra.

Por ahora, la nave espacial veracruzana no existe. Lo que sí existe es la creatividad, la investigación incipiente y el deseo de que México deje de ser un espectador y comience a ser protagonista en la exploración del universo.

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