México envejece sin remedio: la CDMX y el Edomex ya sienten el peso de los años

El país que alguna vez presumía su juventud se está llenando de canas. Según el Consejo Nacional de Población (Conapo), la edad promedio en México es hoy de 30.5 años, pero en 2050 llegará a 43. Para 2070, más de un tercio de los habitantes serán adultos mayores. En otras palabras, el país envejece más rápido de lo que se pensaba.

Menos nacimientos, más años y menos jóvenes

La Ciudad de México y el Estado de México son el epicentro del cambio: en cinco años, una de cada cinco personas en esas entidades tendrá más de 60 años. Veracruz y Morelos siguen el mismo camino. En total, 27 estados ya están en una fase de envejecimiento moderada o avanzada.

Las razones son claras. Cada vez nacen menos niños —los nacimientos bajaron 3.7% entre 2023 y 2024, según el Inegi— y la esperanza de vida sigue subiendo. La gente vive más, pero hay menos jóvenes que sostengan esa pirámide. Además, muchos migran o aplazan tener hijos.

Verónica Montes de Oca Zavala, del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, explica que las nuevas generaciones enfrentan “competencia laboral, bajos salarios y una incertidumbre que los hace dudar de formar una familia”.

El país de las abuelas: más mujeres mayores, más presión económica

El envejecimiento tiene rostro femenino. El Inapam advierte una “feminización” de la vejez: las mujeres viven más y son mayoría entre los adultos mayores. La violencia, los accidentes y los homicidios acortan la vida de miles de hombres cada año, ampliando la brecha.

El reto no es sólo demográfico. Según el BBVA, el envejecimiento impactará la economía: menos trabajadores, menos impuestos y más gasto en pensiones y salud. Programas como la Pensión del Bienestar o los apoyos del IMSS y el ISSSTE serán más costosos de sostener si la productividad no crece.

El Inapam alerta que no hay vuelta atrás: México debe prepararse para un país donde los adultos mayores sean el grupo dominante. Garantizar pensiones dignas, servicios médicos adecuados y entornos accesibles será tan urgente como antes lo fue construir escuelas.

México ya escucha el eco de sus rodillas: el futuro no será joven, pero puede ser más justo si aprendemos a envejecer con dignidad.

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