Millennials y Gen Z cambian las reglas: auge de las cervezas sin alcohol en México
Por primera vez en décadas, los jóvenes mexicanos están transformando la manera en que se relacionan con el alcohol. La Generación Z y los Millennials han impulsado un cambio cultural que está frenando el consumo de bebidas alcohólicas tradicionales y acelerando la expansión de opciones sin alcohol o de baja graduación.
Este giro responde a una tendencia clara: un consumidor más consciente, preocupado por su bienestar, la salud a largo plazo y la reducción de riesgos asociados con beber en exceso. “Hoy el consumidor mexicano está más preocupado por vivir más y mejor, evitando hábitos como fumar o beber en exceso. Al mismo tiempo, las cerveceras buscan atraer a un público joven más abierto a nuevas experiencias”, señala Raquel Jiménez Padilla, especialista de NielsenIQ.
Las grandes empresas cerveceras han leído el momento. Grupo Modelo y Heineken han puesto sobre la mesa estrategias ambiciosas. Modelo se fijó la meta de que, para finales de 2025, al menos el 20% de su volumen global provenga de cervezas “Cero” y de baja graduación. La compañía ofrece ya alternativas como Corona Cero, Victoria Ligera y Bud Light. Heineken, por su parte, ha hecho de su marca Heineken 0.0 un símbolo de esta tendencia, con un crecimiento de 14% en ventas en solo un año. Actualmente, las cervezas sin alcohol representan 4% de su portafolio.
Las cifras hablan por sí mismas: mientras el mercado cervecero mexicano crece a un ritmo promedio de 3.7% anual, el segmento sin alcohol lo hace a 15.9% y ya está presente en el 6.5% de los hogares. Este desempeño supera hasta 15 veces el crecimiento de las cervezas con alcohol, según informes del sector.
Detrás de este auge está lo que algunos expertos llaman el consumidor “flex” o “moderador”: personas que no buscan abstenerse por completo, pero sí gestionar su consumo de manera inteligente. De hecho, 70% de los compradores de cervezas sin alcohol también consumen las versiones tradicionales, alternando entre ambas según la ocasión.
Las motivaciones de los más jóvenes son claras: cuidar las calorías, mantener la productividad y permanecer alertas en entornos sociales o profesionales. La cerveza sin alcohol ya no se limita a la fiesta: ahora aparece en almuerzos de trabajo, pausas entre actividades, momentos de relajación tras el ejercicio o reuniones donde manejar o concentrarse es indispensable.
El interés no se limita a un solo estrato social. Aunque los niveles socioeconómicos altos concentran buena parte del consumo, las cervezas “Cero” están presentes en todos los sectores. En México, además, este fenómeno se extiende a los “coolers” sin alcohol —como Paloma, Mojito o Gin Tonic— que reportan un crecimiento de 120% anual y precios accesibles, en algunos casos menores a 20 pesos por lata.
Los especialistas consideran que esta transformación no es pasajera. Para Óscar Balcázar, CEO de Serta Intelligence Partner, el auge de estas bebidas refleja un cambio cultural profundo: “Estamos viendo consumidores que privilegian el bienestar y el autocuidado, pero sin renunciar a lo social. Esto es rentable para la industria y estratégico para el futuro del mercado”.
México, uno de los países con mayor tradición cervecera en el mundo, se encuentra en plena transición. Si bien la cerveza con alcohol sigue dominando, los jóvenes ya trazaron un nuevo camino: uno donde la moderación, la salud y la innovación redefinen la relación con esta bebida emblemática.