Gafas inteligentes en examen de admisión desatan debate sobre ética y tecnología
Un aspirante a la Universidad Michoacana San Nicolás de Hidalgo fue sorprendido utilizando lentes inteligentes para grabar el examen de admisión en el área de Ciencias de la Salud. El hecho ocurrió la tarde del 25 de junio, y la institución confirmó el incidente mediante un comunicado oficial en redes sociales, donde precisó que el joven pretendía videograbar el contenido del examen con el propósito de filtrarlo a otros aspirantes. Las autoridades indicaron que procederán legalmente por esta acción.
“El día de hoy se descubrió a un aspirante que ingresó con unas gafas inteligentes con lo que pretendía videograbar el examen de aplicación del área de la salud, lo cual representa una ilegalidad”, informó la universidad, subrayando que no tolerarán ningún tipo de trampa en el proceso de ingreso y que invitan a los participantes a conducirse con honestidad y conforme a la convocatoria.
El uso de tecnología para hacer trampa no es un hecho aislado. Recientemente, 17 aspirantes fueron rechazados por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) por irregularidades similares durante su proceso de admisión, lo que ha encendido un debate sobre el uso ético de herramientas tecnológicas en contextos académicos.
Educación en tecnología, no prohibición
El incidente ha llevado a especialistas en educación y tecnología a reflexionar sobre la necesidad de formar a estudiantes en el uso ético de nuevas herramientas. Belén Correa, directora regional de Turnitin, empresa dedicada a ofrecer soluciones para el uso responsable de la inteligencia artificial, advierte que este tipo de casos revelan un desafío más amplio: cómo adaptar los procesos de evaluación académica en una era digital.
“Hay preocupación con respecto a retos que tienen que ver con la integridad académica, sobre todo en cómo asegurar que se potencie el aprendizaje y que no se afecte en el camino la integridad académica y el proceso”, explica. Para Correa, tanto docentes como estudiantes deben repensar su papel. En el caso de los profesores, señala la importancia de diseñar evaluaciones que consideren las nuevas herramientas tecnológicas. En el caso de los alumnos, resalta la necesidad de claridad respecto a qué se espera de ellos y cómo pueden utilizar dichas herramientas de forma ética y responsable.
Correa subraya que la solución no está en prohibir tecnologías como gafas inteligentes o programas como ChatGPT, sino en educar a los estudiantes sobre su uso adecuado. “No se trata de satanizar la tecnología, sino de enseñar a las nuevas generaciones a convivir con ella de forma productiva y honesta”, afirmó.
El uso de dispositivos como lentes con cámaras integradas, asistentes virtuales o aplicaciones de inteligencia artificial está transformando los procesos educativos, pero también pone en tensión los principios fundamentales de la evaluación y la integridad académica. En este contexto, las universidades mexicanas enfrentan el reto de actualizar sus protocolos y métodos pedagógicos para evitar irregularidades sin frenar la innovación.
Por ahora, la Universidad Michoacana ha reiterado que tomará medidas legales en contra del aspirante que intentó violar las normas del examen y ha hecho un llamado a todos los participantes a preservar los valores de equidad, honestidad y respeto en cada etapa del proceso.