El derrumbe de las vacunas Covid borra las fortunas de los multimillonarios de la biotecnología
En 2021, Moderna y BioNTech eran el centro del mundo. Sus vacunas contra la Covid-19 habían salvado millones de vidas y les generaban ingresos históricos. Las acciones de ambas compañías alcanzaron en agosto de ese año un valor combinado de 304 mil millones de dólares, lo que dio origen a una camada de ocho multimillonarios con una riqueza conjunta de 116 mil millones.
Hoy la situación es radicalmente distinta. El desplome de las tasas de vacunación, el fin de los contratos masivos de compra de gobiernos y el avance de discursos antivacunas han hecho que sus acciones caigan hasta 95 % en el caso de Moderna y 78 % en el de BioNTech. De aquellos ocho multimillonarios, solo cinco conservan el título, y en conjunto apenas suman 28,800 millones de dólares, menos de una tercera parte de lo que tenían.
La política y el mercado en contra
El panorama se agravó con la llegada de Robert F. Kennedy Jr. a la Secretaría de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos, nombrado por Donald Trump. Escéptico de las vacunas, despidió a miles de empleados del sector, removió al director de los CDC y sustituyó al comité asesor de inmunización por perfiles con menor experiencia, algunos abiertamente opositores a la vacuna contra la Covid-19. Estas decisiones alimentaron la incertidumbre y afectaron aún más a las acciones de las farmacéuticas.
La caída en la demanda también es visible en las cifras. Para finales de 2022, apenas un tercio de los estadounidenses había recibido una dosis de refuerzo, frente al 80 % que se aplicó al menos una dosis inicial. En 2023, solo el 32 % de la población mundial se había reforzado, muy lejos del 67 % de la primera etapa de vacunación. Para 2024, en Estados Unidos, apenas el 23 % recibió un refuerzo, lo que refleja un desgaste general en la percepción de la pandemia.
Moderna depende casi por completo de estas vacunas: el 95 % de sus ingresos de 2024 provinieron de ellas, mientras que BioNTech obtuvo el 88 %. Aunque ambas han intentado diversificarse, la presión es enorme. Moderna apostó por recompras de acciones y mantiene su portafolio centrado en vacunas respiratorias, incluida una contra el virus sincicial (VRS) que no ha tenido gran éxito. BioNTech, en cambio, se volcó hacia la oncología y recientemente adquirió una compañía china para desarrollar terapias contra el cáncer, en sociedad con Bristol Myers Squibb.
El futuro tras el desplome
Con proyecciones de ingresos en caída para 2025, el panorama sigue incierto. Moderna espera entre 1,500 y 2,200 millones de dólares, una baja de hasta 32 %, mientras que BioNTech calcula entre 2,000 y 2,600 millones, 20 % menos que el año pasado.
El contraste es evidente: mientras Moderna quemó gran parte de su capital en recompras, BioNTech mantiene un balance más sólido con 19 mil millones de dólares en efectivo e inversiones. Ambas, sin embargo, arrastran la misma debilidad: su dependencia de un producto cuya demanda global se redujo drásticamente.