Gracias a Romario, cayó el rey del descenso: el villano que convirtió al futbol en un negocio sucio
El futbol brasileño volvió a temblar con la extradición de William Pereira Rogatto, un empresario que durante años se movió como sombra entre canchas, vestidores y oficinas. Lo llamaban el rey del descenso porque se jactaba de haber enviado a 42 equipos a la segunda división a golpe de sobornos. Detenido en Dubái en 2024 y entregado a la justicia brasileña en Brasilia, hoy enfrenta acusaciones de fraude deportivo, organización criminal y lavado de dinero.
El propio Rogatto no escondía su rol: en octubre del año pasado apareció por videoconferencia ante el Senado de Brasil y soltó confesiones que dejaron helado al país. “Soy un reo confeso”, dijo sin titubear, y contó cómo prometió refuerzos estelares al club Santa Maria solo para terminar manipulando partidos y condenarlo al descenso en el campeonato Candangão. En esa misma comparecencia presumió haber amasado más de 50 millones de dólares comprando árbitros, jugadores y entrenadores.
El eco de Romario y una red que cruzó fronteras
La Comisión Parlamentaria de Investigación, encabezada por Romario, ídolo y campeón del mundo en 1994, documentó el entramado. El exdelantero empujó un informe que pedía endurecer penas contra la manipulación de resultados y regular con más fuerza las apuestas deportivas. “La detención es una victoria y devuelve esperanza a quienes queremos un futbol limpio”, dijo Romario al conocer la extradición.
Pero Rogatto no solo operó en Brasil. En el Senado relató con descaro cómo extendió su negocio a Colombia. “Un árbitro gana 7 mil reales, yo le di 50 mil”, explicó con cinismo, antes de describir cómo convencía a jueces para pitar penales inexistentes o sacar tarjetas a cambio de dinero.
Hoy, bajo vigilancia en Brasilia, el rey del descenso espera un juicio que podría marcar un antes y un después. Su caso no solo desnuda la fragilidad del futbol frente al dinero, también revela hasta qué punto un deporte amado por millones puede ser convertido en espectáculo manipulado por las mafias. Una historia oscura que parece salida de una novela, pero que se escribió en estadios reales.
