Hiroshima exige un mundo sin armas nucleares en el 80 aniversario del bombardeo atómico
La ciudad japonesa de Hiroshima conmemoró este miércoles el 80 aniversario del primer bombardeo atómico de la historia con una ceremonia en el Parque Memorial de la Paz, a la que asistieron unas 55 mil personas de 120 países y regiones, la mayor cifra registrada hasta ahora. A las 8:15 de la mañana, hora exacta en que el 6 de agosto de 1945 el avión estadounidense Enola Gay lanzó la bomba Little Boy, se guardó un minuto de silencio acompañado por el repique de la Campana de la Paz.
El ataque mató de manera inmediata a unas 70 mil personas, cifra que ascendió a cerca de 140 mil a finales de ese año. Tres días después, otra bomba atómica sobre Nagasaki causó unas 74 mil muertes adicionales. En total, se estima que más de 210 mil personas murieron como consecuencia directa e indirecta de ambos ataques, los únicos casos documentados de uso de armas nucleares en guerra.
En su declaración de paz, el alcalde Kazumi Matsui instó a la comunidad internacional a construir un consenso que permita abolir las armas nucleares y pidió a los líderes mundiales visitar la ciudad para conocer de primera mano las consecuencias de un bombardeo atómico. También se refirió a la necesidad de un marco de seguridad basado en la confianza y el diálogo, y expresó su preocupación por conflictos actuales como los de Ucrania y la franja de Gaza, donde según Unicef se superó la cifra de 61 mil personas asesinadas, con un promedio diario de 28 niños.
El primer ministro japonés, Shigeru Ishiba, reafirmó que Japón debe liderar los esfuerzos globales para un mundo sin armamento nuclear, recordando los tres principios no nucleares establecidos en 1967: no poseer, no producir y no permitir armas nucleares en su territorio. Reconoció, sin embargo, que el deterioro del entorno internacional y el aumento de tensiones han complicado el avance del desarme, por lo que subrayó la importancia de revitalizar el Tratado de No Proliferación Nuclear e incluir en las negociaciones a países poseedores y no poseedores de este tipo de armamento.
En la ceremonia participaron delegaciones de Estados Unidos, Reino Unido, Francia, India, Israel, Palestina, Ucrania y Taiwán. Rusia se ausentó por segundo año consecutivo desde el inicio de la invasión a Ucrania, mientras que Bielorrusia asistió por primera vez en cuatro años. También fue la primera ocasión en que Palestina y Taiwán estuvieron presentes, pese a que Japón no los reconoce oficialmente como países.
Organizaciones como la Campaña Internacional para Abolir las Armas Nucleares (ICAN), ganadora del Premio Nobel de la Paz en 2017, advirtieron que el riesgo de uso de armamento nuclear es hoy mayor que en décadas pasadas debido a tensiones entre potencias atómicas. ICAN cuestionó la creciente aceptación de armas nucleares de uso táctico, señalando que las bombas de Hiroshima y Nagasaki serían consideradas de ese tipo en la actualidad.
La conmemoración estuvo marcada también por el hecho de que, por primera vez desde 1957, el número oficial de hibakusha —supervivientes de los bombardeos— cayó por debajo de los 100 mil. En Hiroshima hay 48 mil 310 registrados y en Nagasaki 23 mil 543, con una edad media de 86 años. Representantes de Nihon Hidankyo, organización de sobrevivientes y Nobel de la Paz en 2024, alertaron sobre el reto de preservar la memoria de los ataques y pidieron a los asistentes visitar el Museo Memorial de la Paz.
Hoy, Hiroshima es una próspera metrópoli de 1.2 millones de habitantes, pero aún conserva en pie la cúpula metálica de un edificio destruido, como recordatorio del horror vivido. Para sus habitantes y autoridades, mantener viva la memoria del 6 de agosto de 1945 es fundamental para que la tragedia no se repita y para avanzar hacia un mundo sin armas nucleares.