Netanyahu afirma haber destruido armamento nuclear iraní en el ataque
En una maniobra que muchos analistas consideran imprudente y temeraria, el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu confirmó que Israel ha lanzado ataques aéreos contra múltiples objetivos dentro del territorio iraní, incluyendo lo que él llamó “el corazón del programa nuclear” de ese país. Esta operación, según sus palabras, busca destruir la infraestructura nuclear de Irán, fábricas de misiles balísticos y capacidades militares estratégicas.
El ataque, lejos de ser una operación encubierta como las que Israel ha llevado a cabo en el pasado, representa un cambio drástico y abiertamente agresivo con consecuencias regionales impredecibles. Netanyahu declaró que la ofensiva durará “todo el tiempo que sea necesario”, pese a reconocer que Irán tiene “capacidades significativas para hacernos daño”. También llamó a la población israelí a seguir las instrucciones del Comando del Frente Interno, aludiendo al riesgo real de represalias.
Netanyahu justificó el ataque alegando que Irán ya ha enriquecido suficiente uranio para fabricar hasta nueve bombas nucleares y que en los últimos meses ha dado pasos decisivos hacia su militarización. Además, aseguró que Teherán planeaba fabricar 20 mil misiles balísticos en seis años, cada uno con una tonelada de explosivos y capacidad para alcanzar Israel en cuestión de minutos.
Con frases cargadas de dramatismo, el mandatario afirmó: “Si no actuamos ahora, no habrá otra generación. Si no actuamos ahora, simplemente no estaremos aquí”, y remató con una sentencia simbólica: “‘Nunca más’ es ahora”.
Sin embargo, lejos de transmitir fuerza, esta acción puede ser interpretada como un movimiento desesperado que pone al mundo entero en una situación de máxima tensión. Estados Unidos, Rusia y Turquía ya han pedido contener la escalada, mientras crece el temor a un conflicto armado a gran escala, con potencial de convertirse en una guerra nuclear.
Las consecuencias de este ataque podrían ser devastadoras. En lugar de prevenir una amenaza, Netanyahu podría haberla detonado. En tiempos donde la diplomacia aún tenía espacio, Israel ha optado por dinamitarlo todo, jugando una carta que podría incendiar definitivamente Medio Oriente.
