Victoria Villarruel: la ruptura interna que sacude al gobierno de Milei
El gobierno de Javier Milei atraviesa no sólo una profunda crisis social, económica y política, sino también una fractura interna que hoy se hace cada vez más evidente: la que sostiene con su propia vicepresidenta, Victoria Villarruel. Aunque llegaron juntos al poder como parte de la fórmula presidencial, hoy ni siquiera se saludan en público, se lanzan acusaciones indirectas y representan facciones distintas de una derecha argentina que se descompone desde adentro.
La tensión entre ambos estalló cuando Villarruel permitió que el Senado, del cual es presidenta, sesionara sin autorización del Ejecutivo para debatir aumentos a pensiones mínimas. Desde entonces, Milei la tacha de “traidora”, mientras ella responde con ironía y firmeza, exigiendo que el presidente actúe “como un adulto” y cuestionando sus gastos en viajes y áreas sensibles como inteligencia, en un momento donde Argentina atraviesa su mayor crisis inflacionaria en décadas.
Más allá del conflicto personal, hay una disputa ideológica que los separa. Milei es un outsider ultraliberal con una retórica anarcocapitalista; Villarruel, en cambio, representa a los sectores más conservadores y autoritarios del nacionalismo argentino. Tiene nexos históricos con militares y sectores que han relativizado los crímenes de la dictadura, y ha sido crítica del movimiento de derechos humanos, llegando incluso a menospreciar la lucha por los desaparecidos.
Esta ruptura no es un simple pleito entre figuras. Es la expresión de un gobierno dividido, sin conducción política clara y sin mayorías parlamentarias, que enfrenta no sólo el rechazo popular por su ajuste brutal, sino también las consecuencias de haber construido un poder sin cohesión interna. En ese contexto, Villarruel aparece cada vez más como una figura que podría capitalizar el desgaste de Milei y representar a un sector del establishment militar, católico y empresarial que se incomoda con los excesos del presidente.
A pocos meses de haber asumido, la dupla Milei-Villarruel parece una sociedad rota. Y en medio de ese colapso político, la derecha argentina deja claro que ni siquiera entre ellos pueden sostener una mínima estabilidad.
