El pasaporte mexicano, el más caro del mundo y fuera del alcance de millones
El pasaporte mexicano no solo es una llave para salir del país, sino también uno de los documentos de viaje más costosos del mundo. Su precio actual para la vigencia de 10 años es de 4,120 pesos, lo que representa casi la mitad del salario mínimo mensual en México. Este alto costo lo coloca por encima de países como Turquía, Australia y Estados Unidos, según datos de portales especializados en movilidad internacional.
El documento mexicano cuesta aproximadamente 215 dólares, superando a Turquía, cuyo pasaporte se ubica en 309 dólares; a Australia, con 267 dólares, y a Estados Unidos, con 252 dólares. En contraste, países como Emiratos Árabes Unidos e India tienen precios mucho más bajos, de 17 y 28 dólares respectivamente. En Europa, el pasaporte español cuesta 30 euros, lo que equivale a poco más de 600 pesos mexicanos.
Aunque el pasaporte nacional incluye altos niveles de seguridad como chips electrónicos, datos biométricos y verificación internacional, expertos cuestionan que estas características justifiquen un precio tan elevado. Otros países con tecnología similar ofrecen tarifas mucho más accesibles, con subsidios o apoyos para personas de bajos ingresos.
Un lujo fuera del alcance
Actualmente, el salario mínimo en México es de 278.80 pesos diarios, lo que equivale a 8,364 pesos mensuales. Bajo este ingreso, una persona tendría que destinar el 49% de su salario mensual para obtener el pasaporte de mayor vigencia, sin contar otros costos adicionales como traslados, citas, fotografías o derechos aeroportuarios. Para muchas familias mexicanas, tramitar el pasaporte se ha convertido en un gasto difícil de asumir.
Este documento, indispensable para viajar al extranjero por motivos de trabajo, estudio, turismo o reunificación familiar, se ha vuelto un símbolo de la desigualdad económica. Mientras en varios países se incentiva la movilidad y el acceso a la documentación internacional como parte de políticas públicas de inclusión, en México el pasaporte sigue siendo un lujo.
Además del pasaporte, los mexicanos deben cubrir otros pagos asociados a los viajes internacionales, como impuestos de salida, cargos por servicios consulares y tarifas de visa en países que lo requieren. Todo esto incrementa la brecha entre quienes pueden ejercer su derecho a la movilidad y quienes quedan excluidos por razones económicas.
A pesar de estas barreras, el pasaporte mexicano mantiene una posición destacada en los rankings globales de poder de viaje, permitiendo la entrada sin visa a más de 160 países. No obstante, el acceso desigual a este documento sigue siendo una preocupación para organizaciones que abogan por la equidad y la inclusión social.
Mientras el gobierno promueve la modernización del pasaporte como un avance en seguridad e identidad, miles de personas en situación vulnerable siguen sin poder costearlo. Así, México lidera una lista que, lejos de ser motivo de orgullo, refleja una realidad en la que el derecho a viajar está condicionado por el nivel de ingresos.
