El negocio del antojo: el consumo de frituras crece mientras aumentan problemas de salud

En México, las botanas saladas forman parte de la vida cotidiana. Están en la mesa familiar, en la escuela, en las fiestas, en el trabajo y en la calle. Y eso se refleja en las cifras: durante 2025, el consumo promedio llegó a 10.9 kilos por persona, según cifras consultadas por distintos análisis de mercado. Es decir, cada mexicano come en promedio más de diez kilos de papas fritas, churritos, totopos y frituras al año.

El gusto por estas botanas no es solo cuestión de antojo. Su presencia constante en tiendas, tienditas, puestos y supermercados ha hecho que se integren a la cultura alimentaria. Además, su sabor, el picante, el crujido y la variedad, han logrado lo que pocos productos: convertirse en una costumbre compartida entre generaciones.

Las marcas preferidas y cómo consumimos botanas

Un seguimiento de hábitos de compra realizado en el país señala que la mayoría de los consumidores se inclina por botanas hechas a base de maíz. Entre las marcas comerciales más elegidas destacan Doritos, Cheetos, Sabritas, Takis y Churrumais. Cada una mantiene públicos distintos: Takis ha logrado una fuerte presencia entre jóvenes y adolescentes, mientras que Doritos, Sabritas y Cheetos siguen siendo referentes para quienes crecieron con ellas y hoy son adultos.

En espacios fuera del hogar, estas botanas se encuentran entre los productos más adquiridos, junto con pan dulce y algunas golosinas. El mercado ha aprendido a leer los gustos locales y se ha expandido tanto en sabores como en presentaciones para diferentes bolsillos.

Un mercado potente, pero con consecuencias

La industria de botanas saladas genera miles de millones de dólares al año y se proyecta que continúe creciendo. Sin embargo, este éxito económico convive con una preocupación creciente en materia de salud pública. Diversos especialistas han alertado sobre el consumo elevado de sodio en la dieta mexicana. La cantidad de sal que se ingiere diariamente rebasa con facilidad las recomendaciones internacionales.

En el país, cerca del 40 por ciento de los adultos vive con hipertensión y muchos no lo saben. El consumo constante de alimentos ultraprocesados, altos en grasas y sal, contribuye a este problema. No se trata de eliminar las botanas, sino de repensar la frecuencia, las porciones y el contexto en que se consumen.

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