¿Qué ingredientes debe tener el jamón real en México? Esto dice la PROFECO

En un mercado saturado de productos que aparentan ser jamón pero no lo son, la Procuraduría Federal del Consumidor (PROFECO) advierte sobre la importancia de identificar correctamente este alimento, muy presente en los hogares mexicanos. La Revista del Consumidor de julio detalla que no todos los embutidos que se venden como “jamón” cumplen con los requisitos para ser considerados como tal.

Según la Norma Oficial Mexicana NOM-158-SCFI-2003, el verdadero jamón debe elaborarse con pierna trasera de cerdo o muslo de pavo. En caso de versiones mixtas, al menos el 55% del contenido debe corresponder a una de esas carnes. A estos cortes se les agregan ingredientes permitidos como agua (que puede representar hasta el 75% del peso), almidón (hasta 10%) y proteína de soya (hasta 2%), utilizados para mejorar la textura y el rendimiento.

Además, se incluyen sal, azúcar y aditivos alimentarios como fosfatos y nitritos, que ayudan en la conservación, el sabor y el color. Según PROFECO, el jamón puede clasificarse en cuatro tipos: extrafino, fino, comercial y económico. Los de mayor calidad tienen más carne magra y menos aditivos, mientras que los más baratos contienen más almidón, soya y menos carne, lo que afecta su valor nutricional.

Cómo distinguir entre jamón y embutidos

La diferencia principal entre jamón y embutidos radica en la regulación y la composición. Mientras el jamón debe cumplir con criterios específicos, los embutidos no están sujetos a normas estrictas sobre proporciones de carne o ingredientes. Muchos de estos productos contienen mezclas de pollo, pavo o cerdo, junto con pastas cárnicas, altos niveles de fécula y soya, sin una proporción mínima de carne.

Visualmente, el jamón tiene una textura firme y uniforme, mientras que los embutidos muestran superficies más lisas o con apariencia de masa prensada. Por ello, es clave leer bien las etiquetas al comprar: sólo los productos que digan “jamón” cumplen con las normas oficiales.

Finalmente, PROFECO recomienda consumir estos productos con moderación, debido a su alto contenido de sodio, grasas y conservadores como los nitritos, que en exceso pueden afectar la salud.

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