EE.UU.: ‘No debimos meternos a tantas guerras’… ¡Vaya, qué perspicacia tras 40 años de derrotas!
En una declaración que no deja espacio para la ambigüedad, el vicepresidente de Estados Unidos, James David Vance, señaló que el país más poderoso del mundo ha acumulado cuatro décadas de conflictos militares sin una sola victoria que mostrar. Según Vance, el problema no es solo la falta de triunfos, sino una estrategia inconsistente y la tendencia a involucrarse en guerras que “nunca debieron haberse librado”.
En entrevista con ABC, Vance criticó duramente al Pentágono, al que acusó de enfrentar una doble crisis: la tecnológica y la de personal. Además, subrayó que el nuevo secretario de Defensa, Pete Hegseth, tiene la titánica tarea de rescatar a las Fuerzas Armadas de un declive que, según él, es tan estratégico como moral. La llegada de Hegseth, sin embargo, no estuvo exenta de controversias, pues su confirmación se logró con el margen más estrecho en la historia de su cargo, tras un agrio debate que dividió tanto a demócratas como a republicanos.
Vance, quien emitió el voto decisivo para su confirmación, no dudó en defender al nuevo jefe del Pentágono, describiéndolo como un “disruptor” necesario para una institución que, según sus propias palabras, “ha hecho demasiado poco con demasiados recursos”. El vicepresidente también aprovechó para cuestionar el historial de sus predecesores: “Si revisamos esas confirmaciones bipartidistas con amplias mayorías, tenemos que preguntarnos, ¿qué nos han dejado? Un país que no ha ganado una guerra desde hace 40 años”.
El vicepresidente llamó la atención sobre el creciente déficit de reclutamiento militar, que ya suma decenas de miles de vacantes, y criticó la burocracia que ha priorizado intereses administrativos sobre las necesidades de los soldados. Para Vance, la solución pasa por transformar radicalmente la estrategia militar y adaptar las fuerzas a las nuevas tecnologías bélicas, dejando atrás prácticas obsoletas que han costado más de lo que han ganado.
Finalmente, Vance expresó optimismo sobre el liderazgo de Hegseth, a quien describió como un “líder de combatientes” con la capacidad de restaurar la moral y priorizar a los soldados sobre la maquinaria política. No obstante, dejó claro que el camino será largo y complicado: “No se trata solo de ganar guerras; se trata de saber por qué luchamos en primer lugar”.