Modrić se desnuda emocionalmente: de los ecos de la guerra a su legado en Europa

Infancia entre la guerra y la determinación

Modrić recordó que sus primeros años transcurrieron bajo la sombra del conflicto croata, aunque insiste en que, pese a todo, guarda imágenes felices gracias a la compañía de otros niños en el hotel donde vivió desplazado. La muerte de su abuelo, uno de los episodios más traumáticos de su vida, quedó grabada en él, pero nunca frenó su deseo de dedicarse al deporte. Su familia, dice, lo apoyó sin imponerle nada: “Su sacrificio fue mi guía”.

Rechazo del Hajduk y un crecimiento a contrarreloj

El croata relató cómo el Hajduk Split lo descartó temporalmente por su estatura, recomendándole incluso ejercicios para intentar “estirarse”. Aquel revés, lejos de frenarlo, reforzó su confianza. Poco después, encontró su camino en el Dinamo de Zagreb, donde empezó a forjar el carácter competitivo que lo acompañaría en cada salto profesional, desde Croacia hasta la Premier League y, finalmente, el Balón de Oro.

Del Dinamo al Tottenham: amistades, enfados y oportunidades

Su llegada al Tottenham estuvo marcada por un momento de frustración: la marcha de amigos cercanos y varias ventas dentro del club le hicieron plantearse su futuro. Hubo interés del Chelsea en invierno, pero el Dinamo se negó a dejarlo salir. Meses después, los Spurs concretaron su fichaje y él dio el paso a Inglaterra.

La ocasión perdida con el Chelsea y el giro que lo llevó al Madrid

Modrić reconoció que su deseo público de fichar por el Chelsea en 2011 complicó su situación en Londres. Daniel Levy le negó cualquier posibilidad de salida, y el croata optó por seguir compitiendo. Aquella temporada brilló como pocas, justo antes de que el Chelsea conquistara la Champions y dejara al Tottenham fuera de la siguiente edición. Ironías del destino: “Si hubiese ido al Chelsea, quizá nunca habría fichado por el Real Madrid”, reflexiona.

La promesa de Levy y el espionaje de Mourinho

El croata confirmó que, en plena Eurocopa 2012, José Mourinho lo observó en directo durante un España–Croacia. Para entonces, Levy ya le había hecho una promesa sorprendente: solo lo dejaría salir si llegaba una oferta del Real Madrid. Cuando el interés blanco se concretó, Modrić estaba decidido a irse incluso si eso significaba dejar de jugar. Las negociaciones fueron duras, pero la palabra del presidente terminó cumpliéndose.

Un adiós emocional tras 13 años de blanco

Al rememorar su salida del Real Madrid, Modrić no esconde la emoción: considera increíble haber mantenido el nivel en un club tan exigente durante más de una década. Llegó con 27 años y se marchó casi con 40, superando todas las expectativas que tenía sobre su propia carrera. “No hablo solo de títulos, sino de permanecer tanto tiempo en un club donde no se tolera la mediocridad”, afirma.

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