La dura crítica de Jacobo Grinberg a los mexicanos, antes de su desaparición
- Si bien el foco de atención sobre el doctor fue el secreto detrás de su destino y qué pasó con él, en sus libros hay observaciones sobre las técnicas y prácticas tradicionales del país
La desaparición de Jacobo Grinberg-Zylberbaum ha cubierto de un halo de misterio e interés a sus investigaciones. A raíz del documental de Netflix El secreto del doctor Grinberg, decenas de podcast que estudiaron su caso y muchas especulaciones sobre cuál habría sido su destino, la figura del neurofisiólogo y psicólogo de la UNAM se encuentra vigente.
Esto ha volcado a muchos a buscar en los libros los descubrimientos y teorías que hizo hace décadas el nacido en la Ciudad de México durante sus viajes a lo más recóndito del país.
Son más de 50 publicaciones científicas hechas por el autor, quien habló de construcción de la realidad, chamanismo, intuición, meditación, lenguaje, consciencia y toda clase de fenómenos que tienen que ver con la mente humana, la percepción, la energía, entre otros.
Si bien, muchos buscan al escritor para conocer más sobre la postura que cuestiona lo mundano desde los puntos de vista menos convencionales, las introducciones de sus obras son fuentes de la sabiduría que aprendió de diversas figuras a las que conoció durante sus viajes.
En los párrafos iniciales de Los Chamanes de México, Jacobo Grinberg comienza poniendo el dedo en la llaga con respecto a una de las conductas más atribuidas al mexicano: el malinchismo. Sin usar esta palabra como tal, el autor describe una postura donde los habitantes del país desestiman lo propio y ven como omnipotente a lo que viene de otros lados.
En lugar de apreciar, conocer y entender las posturas que hay en los pueblos originarios, en el país, la masa tiende a buscar las soluciones y reproducir las ideas e idiosincrasia de otras naciones. El escritor hace mención a la preferencia que tienen algunos por las cadenas de comida chatarra y la tendencia que había entonces para ahorrar en dólares.
Estas situaciones, escribió el científico mexicano, eran muestra de que no se tenía respeto por lo que provenía de México, mientras que la gran mayoría no solo dejaba claro que prefería lo extranjero, sino que además se rendía ante esto sin ningún tipo de resistencia.
En menos de dos páginas, el académico especuló que esto puede deberse al proceso de la Conquista que se llevó a cabo en el territorio por parte de España sin el mínimo respeto sobre la cultura que ya había en el territorio.
El periodo de más de 300 años en los que todo rasgo o conocimiento proveniente de los pueblos originarios e indígenas fue dejado en segundo término, eliminado o transformado en otro tipo de creencia habría generado un sentimiento de rechazo hacia lo propio por considerarlo vencido.
En el Laberinto de la Soledad, Octavio Paz abona a esta idea al asegurar que el inconsciente colectivo del mexicano quedó sesgado por la imagen de la Malinche, a la cual usa como un símbolo de la pasividad que tuvo el pueblo durante siglos para que se diera la dominación cultural.
Si bien hubo un periodo de esclavitud, tortura y agresiones para fincar en la nación una serie de ideas y tradiciones que terminaron por conjuntar en la transformación y unión de muchas creencias y tradiciones, no ha habido un verdadero interés de recuperar y promover a nivel nacional las ideas, prácticas y tradiciones que había antes de la llegada de Cristóbal Colón al territorio.
De acuerdo con Jacobo Grinberg, desde hace siglos han existido en el país verdaderos líderes y especialistas autóctonos que tienen la misión de ayudar a los demás a través de sus capacidades en diversos ámbitos que no son entendidos por esta visión materialista de la vida.
La intuición, la capacidad de videncia es lo que permite que estas personas, según el autor, puedan curar enfermedades, prever lo que ocurrirá e inclusive brindar consejos claros para enfrentar lo que acontecerá.
Ninguno de ellos, apunta, tiene otra función que hacer el bien para los demás y sus comunidades. Debido a esto, el investigador veía como vital conocer lo que había detrás de estas prácticas, ya que con eso el mexicano podría hacer las paces con su pasado, comprenderlo y darle el valor que merecía frente a las visiones más convencionales y occidentales de la realidad.
Entender lo grandioso de las raíces que se tenían en el país no solo era motivo de orgullo para el académico, sino que además permitía comprobar la Teoría Sintérgica, la cual tenía como fin explicar que la percepción y al realidad podían ser moldeadas.
Fuente: heraldodemexico