Japón le apuesta a la Gen Z: casa, beca y trabajo a cambio de bebés
Japón está metido en un dilema demográfico tan serio como un sudoku sin solución: la población envejece a pasos acelerados, la tasa de natalidad va en picada y la escasez de mano de obra ya empieza a pegarle al motor económico del país. En este panorama, la generación Z ha comenzado a verse como la esperanza nacional. ¿La estrategia? Darles casa, pagarles la universidad y ofrecerles chamba antes de que acaben la carrera.
Casa propia y futuro asegurado (por favor, tengan hijos)
No se trata de consentirlos sin razón. La idea detrás de estas medidas es crear las condiciones para que los jóvenes puedan formar una familia sin preocuparse por el alto costo de vida. Varias empresas japonesas ya pusieron manos a la obra. Según datos citados por la revista Fortune, el 40% de los universitarios japoneses recibe ofertas laborales antes de graduarse.
Nippon Life, por ejemplo, construyó alrededor de 200 departamentos para sus empleados, quienes los rentan por solo un tercio del precio de mercado. Itochu, otra gran compañía, ofrece a sus trabajadores comidas incluidas, espacios recreativos como cafetería, bar y hasta sauna, todo a solo media hora de Tokio. El objetivo: hacer la vida laboral menos gris y más atractiva.
Tokyo Energy & Systems, por su parte, apoya con becas mensuales de 20 mil yenes (unos 2,300 pesos mexicanos) a estudiantes que se comprometan a integrarse a sus filas tras graduarse. Además, algunas industrias están experimentando con jornadas laborales de solo cuatro días a la semana, lo cual en Japón equivale a revolucionar la cultura del trabajo.
¿Funciona este modelo? Aún está por verse
La lógica es sencilla: si los jóvenes tienen garantizado un ingreso, una casa, y no cargan con deudas educativas imposibles, quizá se animen a formar una familia. En teoría, se elimina una de las principales barreras para tener hijos: la inseguridad económica. Pero en la práctica, nadie sabe si esta fórmula es suficiente para revertir décadas de tendencias.
Aunque algunas empresas están considerando abrirse a talento extranjero, el idioma sigue siendo una barrera. Por eso, el enfoque principal continúa siendo fortalecer el empleo nacional desde temprano. Eso sí, Japón enfrenta un déficit proyectado de 11 millones de trabajadores para los próximos 15 años. Así que más que una opción, invertir en la juventud se ha vuelto una necesidad urgente.
¿Será esta estrategia el principio del fin de la crisis demográfica? ¿O solo una curita sobre una herida más profunda? Japón lo está apostando todo a que, si los Gen Z tienen estabilidad, tal vez también quieran tener bebés. O al menos, que no huyan en cuanto terminen la uni.