Bob Esponja y otros personajes que representan el espectro autista en series infantiles
- La inclusión de personajes neurodivergentes ayudan a aumentar la visibilidad y comprensión del autismo en la cultura popular
Bob Esponja, el icónico personaje de la serie animada de Nickelodeon, ha sido interpretado de diversas maneras a lo largo de los años, pero recientemente ha surgido una nueva característica: que el protagonista de esta caricatura es autista. Esta idea no es nueva y en realidad ha ganado popularidad en comunidades en línea, donde los fans han señalado características del personaje que podrían alinearse con el espectro autista -como su entusiasmo inquebrantable por sus intereses específicos, su dificultad para entender ciertas normas sociales y su tendencia a ser extremadamente literal.
Ahora, el actor Tom Kenny, quien hace la voz original en inglés de “pantalones cuadrados”, ha confirmado que el famoso personaje amarillo es autista. Kenny reveló que Bob Esponja siempre ha sido parte del espectro autista dentro de la serie.
Esta declaración es un hito importante, ya que aún no es del todo común encontrar interpretaciones de neurodivergencias en los productos audiovisuales. Al identificar a Bob Esponja con rasgos autistas, los fans están tomando un paso adelante en la creación de un panorama mediático más inclusivo, uno en el que las personas con autismo puedan verse reflejadas y comprendidas.
De acuerdo con la definición que de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el autismo, conocido también como trastorno del espectro autista (TEA), es una condición neurológica que influye en la comunicación, la interacción social y la percepción del entorno. Este trastorno presenta una amplia gama de manifestaciones, por lo que no se puede hablar de un único tipo de autismo, sino de múltiples formas en las que puede expresarse, recalca en diversas investigaciones la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
El diagnóstico de autismo puede realizarse desde la primera infancia, aunque en muchos casos se identifica más adelante. La identificación de esta neurodivergencia se basa en criterios que evalúan el comportamiento y las capacidades comunicativas de los individuos. Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) en Estados Unidos, aproximadamente uno de cada 36 niños es diagnosticado con TEA. En México, la prevalencia del autismo se estima en aproximadamente en uno de cada 115 niños, según un estudio conjunto de la organización Autism Speaks y la Clínica Mexicana de Autismo (CLIMA). Este diagnóstico es más común en niños que en niñas, con una proporción de aproximadamente de cuatro a uno, es decir, por cada cinco casos de autismo, cuatro son hombres y uno es mujer.
A nivel mundial, la OMS reporta que uno de cada 160 niños presenta esta condición y recalca que la detección temprana y el diagnóstico son cruciales para proporcionar la intervención adecuada y mejorar la calidad de vida de las personas, quienes suelen enfrentar desafíos en tres áreas principales: interacción social, comunicación y comportamientos repetitivos.
En algunos casos, en la interacción social las personas autistas tienen dificultades para comprender señales sociales como el lenguaje corporal y las expresiones faciales, lo que complica la formación de relaciones y una comunicación eficaz. Asimismo, pueden tener problemas de comunicación, desde ser totalmente no verbales hasta tener dificultades en mantener una conversación. En el caso de los comportamientos repetitivos, son comunes en las personas con TEA y pueden incluir acciones como balancearse, aplaudir o seguir estrictas rutinas. Además, pueden experimentar una sensibilidad sensorial inusual, siendo hipersensibles o insensibles a estímulos como luces, sonidos o texturas.
Si bien no existe una cura para el autismo, las intervenciones tempranas pueden mejorar significativamente el comportamiento social. Además de las terapias psicocognitivas, el apoyo comunitario y la inclusión son esenciales para mejorar la calidad de vida de las personas con TEA y sus familias.
Kenny, el actor que da voz a Bob Esponja, declaró hace un tiempo, en una convención de cómics en Estados Unidos, que el personaje podría considerarse dentro del espectro autista. Según un reporte de The Daily Mail, el comentario surgió cuando le preguntaron si Bob Esponja es autista, a lo que la respuesta del actor fue afirmativa, resaltando que ese rasgo podría ser considerado un “súper poder” del personaje.
No es la primera vez que Kenny mencionó esto. En un podcast con el locutor Marc Maron hace 11 años, el actor ya había comentado sobre las similitudes de Bob Esponja con el autismo. Kenny observó que el personaje tiende a atraer a niños en el espectro más que otros programas de televisión, apuntando a su dedicación obsesiva y pasión por su trabajo como posibles razones.
Con las declaraciones avivadas sobre que Bob Esponja es autista, en redes sociales se ha abierto un espacio para el debate sobre la representación de personas con autismo en series y películas. Si bien hay series, como The Good Doctor o La Teoría del Big Bang, que ya incluyen a personajes protagónicos que son neurodivergentes, es importante que esta inclusión y representación sea visible también en los dibujos animados que son para público infantil.
Algunos de los personajes infantiles que representan el autismo son, por ejemplo, el personaje de Julia en Plaza Sésamo. Ella es una niña de cuatro años con autismo, y apareció por primera vez en la serie en marzo de 2017. Julia, con su distintivo cabello naranja y grandes ojos verdes, es amiga de Elmo y Abby. Su creación fue obra de Leslie Kimmelman, quien se inspiró en su experiencia personal como madre de un niño con autismo, contando además con la colaboración de la comunidad de personas con TEA.
El papel de Julia es interpretado por la actriz Stacey Gordon, también madre de un niño con autismo. Este personaje tiene como objetivo mostrar la diversidad y fomentar la comprensión y aceptación de personas con diversas capacidades.
Renee es otro personaje representativo del autismo. A sus 13 años, Renee protagoniza el corto de Disney titulado Loop, en el cual se retrata a una adolescente con autismo no verbal. La historia se centra en la amistad y comunicación entre Marcus y Renee. La actriz encargada de dar voz a este personaje en inglés también tiene autismo, lo que aporta autenticidad a la representación.
Aunque no se trata de dibujos animados, la serie documental Amor en el espectro, también aborda el autismo, pues sigue las experiencias de personas con TEA en su búsqueda del amor. Si bien la primera temporada recibió críticas por su enfoque condescendiente, las temporadas dos y tres corrigieron estos errores, mostrando una representación más respetuosa y empática.
Fuente: infobae